Fuente: El Expansión
El sector energético lleva reforma tras reforma los últimos diez años tratando de buscar un equilibrio regulatorio que satisfaga tanto a consumidores como a inversores de todo tipo. Las compañías de gas invierten en España del orden de 600 millones de euros al año. Desde 2002, según los cálculos de PwC, se han destinado del entorno de 15.400 millones de euros, lo que ha permitido el despliegue de una infraestructura capaz de atender crecimientos de demanda del 8,4% en 2017 hasta los 347,9 GWh y de mantener las fuertes alzas que se están registrando en estos momentos de consumo y de necesidad de almacenamiento en España por la abundancia de gas en el mundo, lo que debería permitir también una rebaja del precio.
Desde el año 2010 han entrado en el accionariado de las compañías de distribución de gas fondos de infraestructuras y de pensiones atraídos por la tendencia macroeconómica de España (la UE revisó al alza el crecimiento PIB de España hasta situarlo en el 2,3%), un sector con potencial de crecimiento por una menor gasificación que sus pares europeos (la UE tiene una media del 60% frente al 30% de España) y un marco regulatorio estable en el largo plazo.
Las transacciones en el sector del gas se cerraron a precios similares a los de países comparables con múltiplos de 10 a 18 veces ebitda ya que todas las compañías españolas cumplen los requerimientos de solvencia para obtener la calificación crediticia de investment grade. Nortegas se vendió por 1.750 millones, Madrileña Red de Gas por 1.250 millones y Redexis por 1.500 millones. Desde entonces estas compañías han ido invirtiendo para crecer en nuestro país y ganar cuota de mercado a Nedgia, el mayor operador en la distribución gasista.
El sector ha mantenido desde la aprobación de la Ley de Hidrocarburos de 1998 una estabilidad regulatoria que ha permitido atender un crecimiento del consumo entre 2002 y 2008 de 243 TWh a 449 TWh, lo que supone un ritmo de crecimiento anual del 17%. El número de puntos de suministro también ha crecido desde los 4,9 millones en 2002 a los 6,9 millones en 2008, alcanzado una demanda de 60 TWh.
Para la industria, el gas alcanzó los 194 TWh con la sustitución de fuentes menos sostenibles. El sector eléctrico se convirtió también en el periodo en un gran consumidor gracias a los ciclos combinados que hizo que la demanda alcanzase los 188 TWh gracias a los 20 GW de potencia instalada. Acompañando este crecimiento se incrementaron los costes regulados de las actividades asociadas desde los 1.200 millones en 2002 a los 2.500 millones en 2008 con el despliegue de infraestructuras como los gasoductos Al Andalus, Eje Levante, Huelva-Alcázar-Madrid y las plantas de regasificación de Sagunto, BBG y Reganosa. Este crecimiento, no obstante, permitió una rebaja de los peajes del 4% en el periodo 2002-2008