Según los datos publicados ayer martes por la Comisión Nacional de la Energía (CNE), el pago de primas a las energías renovables aumentó un 17% en el primer semestre del año con respecto al mismo periodo de 2012, hasta alcanzar los 5.428 millones de euros. Los pagos al sector han venido aumentando de manera constante pese a que el Gobierno aprobó en una moratoria a las subvenciones el pasado mes de enero. Esta decisión del Ejecutivo, que volvió a actuar en febrero recortando la cuantía de las propias subvenciones, dejó fuera del sistema primado a las nuevas instalaciones.
Según los datos sobre la liquidación realizada por la CNE hasta el mes de junio, la energía que más cobró fue la solar fotovoltaica (1.597 millones de euros), seguida de la eólica (1.489 millones), la cogeneración (1.122 millones), la termosolar (487 millones), el tratamiento de residuos (265 millones), la hidráulica (211 millones) y, por último, la biomasa (206 millones).
Estas energías generaron en conjunto alrededor de 60 TWh hasta junio, siendo la eólica, con 29,5 TWh, la principal tecnología. Con respecto a la cobertura de la demanda, las renovables cubrieron el 44% sobre el total, según los últimos publicados por el organismo regulador.
Las primas a las energías “limpias” fueron introducidas por primera vez en 1999, aunque el impulso llego con el Plan de Fomento de las Energías Renovables introducido en 2004 por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que pretendía solventar el alto coste del petróleo y las necesidades de España de reducir emisiones de dióxido de carbono. La subida de las primas atrajo a numerosos inversores, tanto nacionales como extranjeros, lo que produjo un boom de las energías renovables. Ya en los últimos años del anterior ejecutivo, el Ministerio de Industria, encabezado por Miguel Sebastián, procedió a recortar las primas, alarmado por el crecimiento del pago de incentivos.
Tras la llegada de José Manuel Soria a la cartera de Industria en 2011, el ministerio se ha centrado en intentar resolver el problema del déficit de tarifa, la diferencia entre el coste de la electricidad y la proporción de ese coste que las empresas pueden recaudar de los consumidores. Una parte del desfase proviene de las primas a las renovables, en tanto en cuanto se financian con cargo a los peajes de acceso, y que pese a la moratoria y los recortes crecen año tras año por encima de lo previsto.