Otra de las patas de la extensa reforma eléctrica presentada a finales de la semana pasada tiene por protagonistas a los ciclos combinados de gas empleados en la generación eléctrica. De hecho, el texto normativo contempla la posibilidad de que estas instalaciones hibernen 6.000 de los 26.000 MW instalados. Así, las centrales recibirán los incentivos a la inversión establecidos por ley durante diez años, mientras que los incentivos por disponibilidad serán subastados (se permitirá, pues, la hibernación a quien esté dispuesto a cobrar menos).
En palabras de José Manuel Soria, ministro de Industria, Energía y Turismo, las paradas se harán «bajo estrictos criterios de garantía de suministro» y permitirán ahorrar parte de los costes fijos de estas centrales.
Cabe recordar que los directivos de las eléctricas pedían una solución ante la infrautilización de 25 175 MW instalados en este tipo de plantas, alrededor del 25 % del total de la potencia total del sistema.
Entre 2002 y 2010, Endesa, Gas Natural e Iberdrola pusieron en marcha en España el grueso de esta potencia en línea con las indicaciones de las planificaciones energéticas elaboradas por el Gobierno, con unas previsiones de horas de funcionamiento y de ingresos fijos regulados para recuperar las inversiones realizadas. Pero la acusada caída de la demanda como consecuencia de la profunda crisis económica, unida al creciente peso de las renovables y a las obligaciones de quema de carbón nacional, se tradujeron en el desplazamiento de estas centrales de gas del ‘mix’ de producción. De hecho, desde 2008 la generación en ciclos se ha reducido un 55 %.
Cabe recordar que en el primer trimestre de este año, los ciclos combinados apenas funcionaron al 10 % de su capacidad, lo que ha redundado en pérdidas millonarias para sus titulares.
La hibernación de este tipo de plantas es un proceso pionero que debe ser aprobado por el Minetur, responsable de conceder o no los permisos para cerrar centrales, aunque también precisa un informe vinculante previo de Red Eléctrica como operador del sistema.
Desde el sector explican que la hibernación es una especie de «desmantelamiento» de las instalaciones, por lo que las implicaciones técnicas (conservación de ciertos equipos, desmontaje completo de otros, cambios de aceite) y legales (autorizaciones, cobros) de estas paradas y posteriores arranques son bastante complejas. Por ejemplo, volver a acoplar un ciclo a la red tras la hibernación puede durar varios meses.
Aparte de este proceso de hibernación, Soria también avanzó el viernes pasado que la reforma incluye la subasta de las compensaciones en la tarifa eléctrica a las empresas industriales (interrumpibilidad). En este sentido, las industrias que quieran participar deberán concurrir en competencia.
Asimismo, el Gobierno plantea la reducción los llamados pagos por capacidad y otras medidas para reducir los costes de los sistemas extrapeninsulares, con incentivos específicos para el desarrollo de energías renovables en las islas.