Fuente: Expansión
Las ventas al exterior suben un 33% mientras las instalaciones mejoran sus márgenes gracias a las recientes inversiones. Los camiones y barcos sostendrán la demanda de gasóleo.
El refino español no teme la pérdida de hegemonía del diésel en las carreteras, cuyo declive promete ser lento pero imparable. Los propietarios de las nueve refinerías de España, que son Repsol, Cepsa y BP, acaban de completar un ciclo inversor de 6.000 millones de euros en el que, además de poner al día las plantas para mejorar su eficiencia y elevar los márgenes, se han esforzado en reducir la producción de fuel y elevar la de diésel o gasóleo. Cuando lanzaron el plan inversor, en 2004, el país era excedentario en gasolina y deficitario en gasóleo.
Apenas cinco años después de completar en 2012 las inversiones, las tornas empiezan a cambiar. En junio, por primera vez en décadas, se compraron más coches de gasolina que de diésel, y en el sector de la automoción pronostican una progresiva retirada de los segundos, que se ven penalizados en las ciudades y ya no ofrecen una ventaja económica significativa. Sin embargo, entre los refineros españoles existe el convencimiento de que contendrán el golpe.
La producción de las plantas va en aumento y uno de los principales motivos son las ventas al exterior, que se encuentran disparadas. El saldo entre exportaciones e importaciones de productos petrolíferos arrojó un superávit de 1,4 millones de toneladas en los seis primeros meses del año. El producto de refino más exportado fue el gasóleo, con 3,6 millones de toneladas, un 33% más. Las importaciones de gasóleo, en cambio, descendieron un 0,7%, según datos de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores).
Destinos
África, Francia o Italia son destinos habituales del diésel que producen las refinerías españolas. Estos días, indican desde el sector, se han fletado además barcos en dirección a EEUU para abastecer de gasolina al país tras el paso del huracán Harvey (ver información adjunta).
Las exportaciones son uno de los factores por los que los refineros españoles se muestran preparados para la menor dieselización de los turismos. «No hay riesgo. Las inversiones se van a amortizar», asegura el director general de la asociación española de operadores petrolíferos AOP, Álvaro Mazarrasa. Para defender esta afirmación, cita otros dos factores que, junto a la pujanza exportadora, amortiguarán el declino de los coches diésel: el mantenimiento del gasóleo como carburante de referencia en los camiones y la incorporación de este combustible al transporte marítimo, donde las nuevas exigencias medioambientales condenan al fuelóleo a su desaparición. A partir de 2020, en algunas rutas marítimas, debe reducirse al 0,5% el peso del azufre, y la desulfuración de los fueles no es competitiva, de modo que se buscarán alternativas como el diésel o el gas natural licuado (GNL).
Producción
La producción de las refinerías hasta junio fue de 31,8 millones de toneladas, un 3,1% más. Casi la mitad, 13,3 millones de toneladas, correspondió a gasóleo, del que se produjo un 4% más. El siguiente producto por volumen son las gasolinas, con 4,4 millones. La capacidad de utilización ronda el 90%.
Las plantas han ganado en eficiencia y, según fuentes del sector, están disparando este verano los márgenes de refino. Repsol ya sorprendió este semestre al anunciar una mejora del 12,7% en estos márgenes, hasta 7,1 dólares el barril.
El sorpasso de la gasolina al diésel ya se ha producido en los concesionarios. En junio, las ventas de coches de gasolina fueron el 47,7%, una décima más que las de diésel, que supusieron el 47,6%. Es una pequeña diferencia, pero inédita en décadas. Hace poco más de quince años, la relación era de 80% frente a 20% a favor del diésel. En el surtidor todavía no se aprecia el cambio de paradigma, gracias, entre otras cosas, a la recuperación económica. La demanda aumenta hasta junio a un ritmo del 3%.
Fuentes de BP consideran que un potencial escenario en el que se produjera un trasvase significativo del consumo de gasóleo al de gasolina «no debería preocupar» a «un sector que, históricamente y hasta la llegada de la crisis, se había visto obligado a importar gasóleo». «Aún en el caso de que esta situación se produjera, no estaría sino equilibrándose la producción y la demanda del mix de carburantes en nuestro país», añaden. La empresa dedicó las inversiones en su refinería de Sagunto a disminuir la producción de fuelóleo e incrementar la de gasolinas y gasóleos.
En el caso de Cepsa, fuentes de la compañía destacan el potencial de sus refinerías en el área petroquímica y usos no energéticos, lo que mitiga el efecto de un menor consumo de gasóleo. Mazarrasa pronostica que la sustitución de los turismos «va a ser lenta». «Solo si se acelerase la electrificación podría preocupar».