Una acción coordinada para desconectar durante una hora puede hacer que los ingresos de las compañías eléctricas se disparen
El pasado 30 de diciembre muchos ciudadanos desconectaron sus aparatos eléctricos y apagaron durante una hora las luces de sus casas, para protestar por las constantes subidas en el recibo de la luz. El objetivo de este tipo de iniciativas es provocar una caída en la demanda de energía que pueda ser percibida con claridad por las empresas productoras de electricidad.
Gran parte de quienes secundan estos apagones piensan también que así consiguen «asustar» a esas grandes compañías, al provocar una caída de sus ingresos durante el tiempo que dura la protesta. Sin embargo, tal y como analiza el blog de la Asociación Española de Comunicación Científica, el resultado de estas protestas es justamente el contrario.
Debido a las peculiaridades del mercado eléctrico, la única consecuencia de un apagón coordinado es hacer que las grandes empresas eléctricas ganen más dinero del habitual durante esa hora. Justo lo contrario a lo que ocurriría en prácticamente cualquier otro sector económico, en los que si no hay consumo, no hay ninguna clase de ingreso.
La causa de esta anomalía se encuentra en la propia naturaleza de la electricidad, un bien que es necesario producir en el mismo instante en el que se necesita, porque no se puede almacenar en grandes cantidades. Además, para que el sistema funciones de forma correcta, es necesario mantener el equilibrio entre oferta y demanda.
La entidad encargada de mantener ese equilibrio es Red Eléctrica. Ante una situación anómala, como una convocatoria de apagón en la que no se sabe cuánta gente va a participar, debe asegurase de no se va a producir una situación de gran desequilibrio entre oferta y demanda que provoque un auténtico apagón nacional.
Para evitar ese riesgo, REE solicita que exista un elevado número de centrales eléctricas que estén dispuestas a subir o bajar su producción de forma muy rápida para adecuarla a la demanda existente en el transcurso del apagón. Dado que se trata de una situación especial, las eléctricas reciben una mayor remuneración por este tipo de servicio.
Así, durante cualquier convocatoria de apagón protesta habrá más centrales funcionando por si pasa algo y, por tanto, cobrando por ello mucho más que lo que dejarán de ganar por la caída del consumo.
Protestar contra las constantes subidas de la luz es totalmente legítimo, pero si lo que se pretende es ahorrar y a la vez disminuir los ingresos de las eléctricas es mucho más efectivo un apagón diario de un minuto que otro de una hora al año. Y, por supuesto, poner en marcha algunas sencillas medidas de ahorro, como apagar la luz al salir de una habitación o desenchufar los electrodomésticos cuando no se estén utilizando.