Los parlamentarios comunitarios han rechazado la propuesta remitida por la Comisión Europea consistente en paralizar la salida al mercado de nuevos derechos de emisión, con la finalidad de estabilizar los precios.
Con esta iniciativa, la Comisión trataba de lograr precios estables en el mercado del carbono para evitar que continúe la acusada tendencia a la baja que registran desde hace meses y, en última instancia, generar incentivos para que la industria emita menos CO2.
Pero el pleno de Estrasburgo —con 315 votos a favor, 334 en contra y 63 abstenciones— ha apoyado las peticiones del sector y ha rechazado la iniciativa. Los defensores del no consideraban que la intervención en el mercado perjudicaría la competitividad de la industria europea en plena crisis.
«Un resultado negativo supondría probablemente el fin de la propuesta de la Comisión y generará un mercado de emisiones en depresión durante varios años y un importante desbarajuste», señalaba antes de la votación la analista de Thomson Reuters Hæge Fjellheim.
Por su parte, la comisaria de Acción por el Clima, Connie Hedegaard, no dio por muerta su iniciativa al conocer el resultado de la votación y se mostró confiada en que los eurodiputados reconsideren su decisión o que los Gobiernos la rectifiquen. «Europa necesita un mercado de carbono sólido para cumplir nuestros objetivos climáticos e impulsar la innovación», defendió la titular comunitaria.
La propuesta de Bruselas consistía en retrasar a 2019 y 2020 la subasta de 900 millones de permisos de emisión para limitar el exceso de oferta y forzar así una subida de los precios del carbono. La crisis económica es la responsable de este exceso de oferta, ya que los cálculos de este mercado se hicieron cuando nadie preveía el descenso de actividad que iba a sufrir el sector. Pero la propuesta, apoyada por los socialistas, se ha topado con el rechazo de los eurodiputados conservadores.
El sistema se diseñó para que el precio de los derechos de emisión se mantuviera entre los 25 y los 30 euros, pero ahora oscila entre tres y cinco euros, según los grupos ecologistas Red de Acción por el Clima (CAN) Europa y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), que denunciaron recientemente que una tonelada de CO2 cuesta menos que una hamburguesa.