Fuente: El Expansión
Francisco Reynés, presidente de Naturgy, ha explicado que de los 2.000 millones de euros que el grupo tiene previsto invertir este año, «dos tercios serán para crecimiento orgánico». Queda por tanto un volumen de unos 700 millones para crecimiento no orgánico, es decir, compras, entre otras posibilidades. Reynés matizó luego que el crecimiento no orgánico puede ser mantenimiento de infraestructuras.
El grupo Naturgy, que ha estado un año centrado en una intensa reordenación financiera y de estructura, vuelve así al ruedo de las operaciones corporativas. En 2017, Naturgy (antes Gas Natural Fenosa), fue el centro de atención del mercado energético europeo porque inició contactos para una posible fusión u operación corporativa de otro tipo con el gigante luso EDP. Ante la pregunta de si Reynés contempla este tipo de operaciones corporativas, el presidente ejecutivo del grupo dijo que «estamos abiertos a cualquier operación; pero ahora no contemplamos ninguna».
Antes de la junta, en una reunión con periodistas, Reynés ha confirmado las previsiones hechas hace poco más de un mes por el grupo, que se ha marcado como objetivo ganar este año 1.400 millones de euros, dejando así atrás el fuerte saneamiento realizado en 2018. Este saneamiento, que supuso realizar provisiones de más de 4.000 millones por la pérdida de valor de algunos activos, le llevó a unas pérdidas de más de 2.800 millones de euros el año pasado.
Reynés también ha reafirmado el objetivo de obtener un resultado bruto operativo (ebitda) este año de 4.600 millones de euros, frente a los 4.400 millones de euros de 2018. Reynés, que enfocó gran parte de su presentación en el potencial de las energías renovables, valoró positivamente que las últimas normativas propuestas por el actual Gobierno «van ese dirección», de potenciar la energía verde, descarbonizar la economía y lograr más eficiencia.
Reynés ha intentado desdramatizar el impacto que pueda tener en el suministro de gas hacia España la situación que vive Argelia, donde se están produciendo protestas sociopolíticas crecientes con un incierto desenlace. «No prevemos ninguna falta de suministro» de Argelia, que está atravesando lo que algunos ya han bautizado como una segunda ola de la Primavera Árabe, con protestas cada vez más intensas contra la candidatura de Abdelaziz Bouteflika, para presentarse el 18 de abril de nuevo a las elecciones como presidente, un puesto que lleva ocupando más de dos décadas.
«Pase lo que pase con las elecciones, el contrato con Sonatrach (el monopolio argelino de hidrocarburos) va a seguir cumpliéndose», dijo Reynés, quien no obstante, dijo que «siempre hay que tener planes B, y en este sentido, nuestros contratos de gas natural licuado (GNL) son suficientemente flexibles para sustituir cualquier metro cúbico de gas que venga de Argelia». «No tenemos exposición patrimonial en Argelia, sólo contratos de suministro». Con esta afirmación salió al paso de la pregunta sobre por qué Repsol, antiguo accionista de Naturgy, ha situación ahora a Argelia como su principal riesgo geopolítico, con una exposición de más de 700 millones.