Santiago Marín, director de Servicios Eléctricos de Red Eléctrica de España (REE), en la revista Energía de El Economista
Los consumidores de la mayor parte de las islas del mundo consiguen la energía eléctrica que necesitan de centrales de producción establecidas en su misma isla, formando sistemas eléctricos aislados.
Los sistemas eléctricos aislados son muy diferentes de los continentales. Su reducido tamaño les convierte en más vulnerables ante incidencias al carecer de la inercia y apoyo mutuo que proporcionan los grandes sistemas continentales.
La mayoría de las islas tienen una fuerte dependencia de la generación de energía eléctrica con combustibles como diesel, fuelóleo o gasóleo que ya no se utilizan en los sistemas continentales por su elevado coste y efecto en la contaminación. Estas condiciones suponen una gran complejidad en la operación de los sistemas eléctricos aislados.
Cada vez hay más islas conectadas con los sistemas continentales mediante cables submarinos para mejorar la gestión técnica y económica de estos sistemas como es el caso de Mallorca, Córcega, Cerdeña, Tasmania y, este año, Malta.
También se conectan al continente islas menores como la inglesa de Man o las suecas Bornholm y Gotland. Los cables submarinos se emplean también en los archipiélagos para crear sistemas aislados de mayor tamaño formados por varias islas como es el caso de Ibiza con Formentera o Lanzarote con Fuerteventura.
En España tenemos sistemas eléctricos aislados en Ibiza-Formentera, Lanzarote-Fuerteventura, en cada una de las otras cinco grandes islas canarias y en las ciudades de Ceuta y Melilla.
Mallorca y Menorca están conectadas entre sí y otro cable submarino conecta Mallorca con la península desde 2012, lo que permite producir desde la península el 25 por ciento de la demanda eléctrica de ambas islas, que ya no son un sistema aislado.
El precio de la energía eléctrica para los consumidores insulares y extrapeninsulares españoles es el mismo precio de la energía en el mercado peninsular; como el coste de generación en los sistemas aislados es mucho más elevado que en la península, se produce un déficit.
La normativa que, desde 2006, regula la gestión económica de estos sistemas considera este déficit como extracoste eléctrico insular y extrapeninsular.
El extracoste en 2012 ascendió a 1.624 millones de euros, de los que 1.181 corresponden a los sistemas eléctricos canarios, 345 millones de euros a los sistemas baleares y 98 millones de euros a los sistemas de Ceuta y Melilla.
El extracoste de todos los sistemas insulares y extrapeninsulares ha venido creciendo, en la última década, en la misma medida que ha ido creciendo el coste de la generación térmica convencional ubicada en estos sistemas.
Como es lógico, la elevada dependencia de los combustibles fósiles para generar energía eléctrica en sistemas aislados determina que la evolución del coste de generación, y del extracoste asociado, siga la senda de evolución del precio del petróleo.
Una mayor utilización de las energías renovables en los sistemas aislados permite reducir la dependencia de los combustibles fósiles y reducir el extracoste, ya que algunas tecnologías renovables, como la energía eólica, pueden producir energía eléctrica a menor coste que la generación convencional en un sistema aislado.
Sin embargo, la intermitencia de la generación renovable tiene un efecto más acusado en sistemas de pequeño tamaño y dificulta su implantación si no se complementa con una serie de actuaciones para aumentar el tamaño del sistema aislado o para desarrollar infraestructuras eléctricas que permitan aprovechar al máximo la energía renovable mediante una gestión óptima de su variabilidad respecto a la demanda necesaria en cada momento.
La mayor penetración de energía renovable en sistemas aislados se ha conseguido en Canarias, donde las energías eólica y fotovoltaica han pasado de cubrir el 5 por ciento de la demanda canaria en 2008 a aportar el 7 por ciento en 2012. Sin embargo, es un porcentaje bajo comparado con el 21 por ciento de cobertura de la demanda eléctrica peninsular en 2012 con energía eólica y fotovoltaica.
Uno de los retos de los sistemas aislados en los próximos años en todo el mundo será conseguir mayores cuotas de penetración de energías renovables para reducir el coste de generación y sus efectos contaminantes. La puesta en servicio del complejo hidroeólico de la isla de El Hierro es un primer paso hacia un nuevo modelo de gestión de la producción eléctrica en los sistemas insulares.