Los grandes empresarios españoles piden a las autoridades comunitarias que busquen soluciones a los problemas energéticos que hacen que la factura que pagan las compañías europeas sea mucho más cara que las de sus competidoras americanas.
En esta demanda coincidieron el presidente de Telefónica, César Alierta, y su colega de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, en la mesa redonda sobre Competitividad de la Economía Europea en el Mundo Global, que han compartido en la cumbre económica de Bilbao con los presidentes de Inditex, Pablo Isla, y de BBVA, Francisco González, así como con el comisario europeo de Mercado Interior, Michel Barnier.
Galán señaló que el problema energético es «muy semejante al financiero», y que su solución debe venir de Europa, donde la mayoría de socios han convertido la factura eléctrica en un cajón de sastre, donde se incluyen costes ajenos al suministro, que responden a políticas regionales, medioambientales, industriales y fiscales. Con este argumento, el presidente de Iberdrola eleva a las autoridades europeas su queja tradicional al Gobierno español. Según dijo, «algunas de las medidas que se están adoptando en Europa agravan aún más el problema, pues se limitan a recortar ingresos hasta niveles asfixiantes a las actividades eficientes y a las empresas que tienen obligación de servicio, forzándolas a provisiones millonarias por el deterioro del valor de sus activos y poniendo en pérdidas sus cuentas de resultados». Galán reclamó un mercado energético sostenible en Europa, con un regulador único que promueva un mercado estable, predecible y armónico, que vele por el cumplimiento de las normas de los Estados miembros.
En esta línea, el presidente de Telefónica insistió en que la energía es el mayor problema de Europa y una desventaja «clarísima que hay que solucionar pronto». Alierta reclamó también un mercado digital único en Europa para favorecer la competitividad, y recordó que la regulación es obsoleta y fomenta la fragmentación de operadores, cuando debería volcarse en la fibra y la cuarta generación, en lugar del cobre. Francisco González dio por hecho que este año empezará a crecer el crédito nuevo, aunque el stock no lo hará hasta llegado 2015. En su opinión, España tiene pendientes más reformas, como la reducción del gasto público, la revisión de las trabas a la competencia en servicios y el «remate» de la reforma finanaciera. Según dijo, la reforma laboral ha impedido la desaparición de buen número de empleos (300.000 en 2012 y 2013) y si la hubiera adoptado el anterior gobierno en 2008 habría evitado la destrucción de un millón de puestos de trabajo. Galán coincidió en esta idea y en las graves consecuencias de la tardanza de la reforma.
Pablo Isla ha defendido en su intervención las ventajas para la economía española del ‘efecto sede’ en España de las grandes empresas, con su impulso tractor a los proveedores y su contribución al PIB y a las arcas fiscales. Además, defendió la importancia empresarial de la firma de un tratado de libre comercio de Europa con Estados Unidos, que sería determinante para el comercio mundial.