Fuente: El Economista
La próxima semana, el principal gaseoducto de Rusia a Alemania, el Nord Stream 1, cerrará sus puertas. ¿El motivo? Labores de mantenimiento. Si todo va según lo previsto, el gas dejará de fluir durante únicamente 10 días. Sin embargo, tal y como está la situación con el país exsoviético en la actualidad el miedo a que esta situación se alargue en el tiempo es una realidad.
Si esto se produce y Putin decide no volver a abrir el grifo, la mitad de los hogares alemanes podrían quedarse sin calefacción, según informa la agencia alemana DW.
Para entender esta situación hay que tener en cuenta que las reservas actuales de gas en Alemania alcanzan para un máximo de dos meses. De los 43 millones de hogares que forman el país, más de la mitad se calienta con gas.
El responsable de energía de la firma de análisis Eurasia, Gloystein, ha dicho a la CNBC en una entrevista que, si Rusia decide hacer daño a Europa con el gas, entonces, no funcionará el plan europeo de llenar las reservas de combustible al 80% para final de verano.
Los dos conductos de Nord Stream conforman la autovía de gas directa que conecta Rusia y Alemania en sus 1.224 kilómetros de recorrido. Y lo que ocurra en la locomotora europea será determinante porque repercutirá en todo el territorio comunitario, explica Gloystein a la CNBC. De hecho, Francia ya está preparando una ley que contempla la «soberanía energética» para que el Estado pueda controlar las infraestructuras gasísticas en caso de crisis de suministro.
El director de energía de Eurasia afirma que Putin usará el gas como arma de negociación frente a Europa, aunque cree que no cortará totalmente el suministro. Una de las razones es que a Rusia le favorece obtener ingresos por las ventas de combustible y también le viene bien mantener la baza del gas.