Fuente: El Economista
Las comercializadoras de electricidad tienen dificultades para emitir los recibos a sus clientes. Estas compañías sólo pueden cobrar en función de las facturas que les giran las distribuidoras y algunos de los últimos cambios regulatorios pueden suponer importantes retrasos. «Creemos que este retraso de facturación va a agravar la situación de precios de la electricidad, habrá muchos consumidores que además de subirles el precio de la luz, se les acumularán facturas por pagar», asegura Javier Bescós, presidente de la Asociación de Comercializadores Independientes de Energía.
El presidente de Acie explica que «En junio, cuando cambiaron las tarifas, hubo muchos errores de facturación que se pueden justificar por el gran cambio realizado en la factura eléctrica. Sin embargo, dos meses después seguimos sufriendo retrasos injustificables en la facturación de las distribuidoras».
Según Bescós, «estos retrasos sobre todo los encontramos en Endesa y Unión Fenosa (Naturgy), donde hemos pasado de un retraso medio de facturación menor al 1% en mayo a un retraso cercano al 7% y 16% respectivamente. La comercializadora es la empresa que da la cara frente al cliente y estos retrasos están suponiendo muchos enfados en nuestros clientes y una pérdida de imagen frente a ellos».
Para este tipo de compañías, esta situación les genera serios problemas de funcionamiento. «Operativamente nos está suponiendo pérdida de circulante al tener que comprar la energía sin facturarla en hasta un 16% de nuestros clientes y mucha carga de trabajo atendiendo las miles de reclamaciones de los consumidores, abriendo reclamaciones en la distribuidora y llevando un seguimiento de todas ellas». Y añade además que «lo que más nos preocupa es que, en el caso de alguna distribuidora, no tenemos una fecha aproximada de resolución, simplemente nos indican que tienen fallos en los sistemas y nos piden disculpas».
Naturgy, consultada por este diario, indicó que los retrasos eran «puntuales». De hecho, fuentes consultadas indican que sólo un 0,2% de sus clientes tiene retrasos de más de tres meses para el resto se trataría de una única factura.
Las comercializadoras se sienten además afectadas por la situación que se está viviendo en el mercado este año. «Entre otras cosas, hemos tenido que adaptar todos nuestros sistemas, explicar el cambio de tarifas a los clientes y aconsejarles cómo adaptarse, soportar los errores o retrasos de toda la cadena de mercado, soportar un 21% de IVA en los peajes y cargos de nuestros clientes, frente al 10% que les trasladamos, aguantar la subida de los precios de la energía en los clientes con los que teníamos pactado un precio fijo anual o soportar las lecturas estimadas de ciertas distribuidoras desde el confinamiento», indica Bescós.
Acie aplaude la decisión del Gobierno de bajar el IVA y asegura que era una petición que realizaba para ayudar a sus clientes sin que beneficiara a las empresas, sin embargo, «la manera de llevarlo a cabo ha supuesto un gran perjuicio para las comercializadoras. Todos los consumidores tienen un contrato con su distribuidora y las comercializadoras actuamos en su representación para integrar los peajes en nuestra factura eléctrica y pagar lo convenido en el contrato entre el cliente y distribuidora a la distribuidora. De hecho, hay grandes clientes que deciden pagar los peajes directamente a la distribuidora y la energía a la comercializadora. Lo que no esperábamos es que tuviéramos que cobrar un 10% de IVA a los clientes y pagar un 21% de IVA a las distribuidoras. Esto nos incrementa el estrés de caja que ya teníamos por la subida de precios porque es una cantidad que como pronto se regularizará a finales de año. Y por ponerlo en contexto, en el caso de muchas comercializadoras, el importe de este desajuste del IVA puede ser similar a sus beneficios anuales».
Los problemas de la adaptación además no se quedaron ahí. La rapidez con la que se adoptó la medida generó mucha incertidumbre.
«Solo se dieron 24 horas para empezar a facturar al 10% y no se definieron los términos de la factura a los que se tendría que aplicar esta rebaja (solo la energía, energía y peajes, alquiler de contador, derechos de enganche, etc). Esto provocó la parada de miles de facturas hasta que los departamentos fiscales hicieron las consultas adecuadas y fueron contestadas, y hasta que se pudieron adaptar los sistemas para facturar todos los conceptos correctos al 10% de manera adecuada».