Fuente: El Economista
Con el declive de la producción autóctona europea de gas, la Unión Europea depende cada vez más de los almacenamientos e importaciones de este combustible para garantizar el suministro, de ahí el papel tan importante que juegan estas infraestructuras a día de hoy para incrementar la oferta en caso de situaciones de alta demanda, así como para compensar las importaciones y los cuellos de botella de interconexión. Sin embargo, para poder garantizar la flexibilidad estacional y proporcionar las capacidades pico de extracción necesarias ante situaciones de alta demanda, los almacenamientos deben estar a un nivel suficiente al comienzo del invierno, ya que un inventario bajo al inicio de la época invernal, puede traducirse en mayores necesidades de importación.
Según el informe Perspectivas de Suministro de Invierno 2021/2022 elaborado por la Red Europea de Operadores de Sistemas de Transporte de Gas (ENTSOG), los niveles actuales de almacenamiento de gas en la UE apenas superan el 75% de su capacidad, su nivel más bajo desde 2015. A 1 de octubre de 2021, la capacidad total de almacenamiento subterráneo de gas en la UE era de 831 TWh, frente a los 1.053 TWh del mismo período el año anterior, y con diferentes situaciones entre países debido, principalmente, a dos razones. Por un lado, un uso récord de la flexibilidad de almacenamiento el invierno pasado, que resultó en un nivel bajo de almacenamiento al comienzo de la temporada de inyección el 1 de abril (336 TWh frente a 600 TWh el año anterior) y, por otro lado, una inyección baja de gas durante los meses de verano -la más baja de los últimos seis años-, en un contexto de aumento del consumo de gas en Asia y precios altos en todos los hubs europeos.
En términos de volúmenes absolutos de almacenamiento de gas, los más importantes se encuentran en Alemania (222,43 TWh), Italia (197,73 TWh), Países Bajos (143,81 TWh) y Francia (128,46 TWh), según el informe de ENTSOG. Sin embargo, en comparación con años anteriores, Países Bajos y Alemania se encuentran entre los cuatro países de la UE con los niveles más bajos de almacenamiento de gas, que se traduce en porcentajes del 58,39% y 67,96% de su capacidad total, respectivamente. Concretamente, Alemania, Países Bajos y Austria, que representan una capacidad de almacenamiento acumulada de 470 TWh, es decir, el 42% del almacenamiento europeo, han experimentado una inyección limitada durante el verano. Sin embargo, estos niveles podrían aumentar en octubre, ya que la temporada de inyección generalmente continúa en algunos países hasta el 1 de noviembre.
Portugal se sitúa en primera posición con tan solo un 49,82% de reservas de gas, seguido de Austria con un 53,25%, mientras que Francia e Italia, cuentan con una capacidad de almacenamiento de las más elevadas de la UE del 89,61% y 85,54%, respectivamente. España, por su parte, cuenta con 25,02 TWh de energía almacenada a 1 de octubre, lo que supone un nivel de almacenamiento del 73,06%, tan solo dos puntos por debajo de la media europea.
El informe de ENTSOG encuentra que la infraestructura de gas europea ofrece suficiente flexibilidad para garantizar la seguridad del suministro de gas en Europa, siempre que el mercado importe gas en volúmenes similares a los de los últimos años. Cabe señalar que la infraestructura de gas de la UE ha estado en pleno funcionamiento durante la temporada de verano y se espera que ese estado se mantenga durante la temporada de invierno. Sin embargo, en caso de un invierno frío, el análisis sugiere que el nivel de almacenamiento excepcionalmente bajo, combinado con la disminución de la producción nacional, requeriría un aumento de las importaciones de gas de gasoductos y/o GNL entre un 5% y un 10% por encima de los volúmenes máximos observados en los últimos años.
La entrada en funcionamiento el pasado agosto de la interconexión Negru Voda 1/Kardam, entre Bulgaria y Rumanía, ha sumado capacidades adicionales entre ambos países. También está pendiente la puesta en marcha del Nord Stream 2, el gasoducto liderado por Gazprom que bombeará gas desde Rusia a Europa. Su construcción terminó el pasado mes de septiembre, pero actualmente se encuentra pendiente del visto bueno del regulador alemán, de manera que, previsiblemente, no será hasta la primavera del año que viene cuando este megaproyecto comience a transportar gas. El informe también indica que las decisiones del mercado con respecto al uso de los almacenes, pueden influir en la capacidad de extracción de los mismos al final del invierno. Niveles de almacenamiento demasiado bajos podrían afectar la flexibilidad del sistema de gas en caso de interrupción del suministro en situaciones de alta demanda al final de la temporada de invierno.
Por otro lado, el informe de ENTSOG se complementa con la evaluación del impacto potencial y el efecto adicional de la interrupción de las principales rutas de suministro durante situaciones de alta demanda. En el caso de una interrupción del tránsito por Ucrania, la mayoría de países en riesgo -Austria, Bulgaria, Croacia, República Checa, Alemania, Grecia, Hungría, Italia, Luxemburgo, Polonia, Rumanía, Eslovenia y Eslovaquia-, podrían estar expuestos a la reducción de la demanda, aunque de forma limitada (2% de la tasa de reducción). Sin embargo, la puesta en servicio del gasoducto TurkStream, el Trans Adriatic Pipeline (TAP) y otras inversiones en el sudeste de Europa, mitigan cualquier riesgo de reducción de la demanda en Grecia, Bulgaria y Macedonia del Norte.
Por el contrario, en el caso de una interrupción de las importaciones a los Estados bálticos y Finlandia, combinado con una situación de temperaturas extremas, todos los países afectados podrían estar expuestos a niveles significativos de reducción de la demanda. Es el caso de Finlandia (77%), Estonia (17%), Letonia (17%) y Lituania (17%).