Fuente: El Economista
La limpieza o la suciedad de la electricidad depende de las fuentes que la generen y, según revelan los datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), las ofertas de las comercializadoras en el mercado libre están vinculadas a unas tecnologías que causan menos impacto ambiental que las tecnologías vinculadas a la tarifa regulada para los hogares, el denominado Precio Voluntario al Pequeño Consumidor (PVPC).
Para medir el grado de impacto ambiental de la electricidad, en función de sus emisiones de CO2 y de su producción de residuos radiactivos, se emplea una gradación alfabética, que va desde la letra A hasta la letra G.
El año pasado el sistema eléctrico obtuvo una letra D tanto para las emisiones de CO2 -de 0,31 kilogramos por KWh- como para la producción de residuos radiactivos de alta actividad, situada en 0,54 miligramos por kWh. El PVPC fue, sin embargo, más sucio, recibiendo la letra F en ambos casos, con 0,43 kilogramos de CO2 por kWh y 0,76 miligramos de residuos por kWh.
En cambio, las ofertas de suministro eléctrico de las empresas en el mercado libre -salvo rara excepción- lograron mejores calificaciones, desde la A de las comercializadoras cien por cien renovables -como Acciona, la mayor del país- hasta la E, de Endesa y Gas Natural Fenosa (GNF). De las otras tres grandes, Viesgo recibió una D e Iberdrola y EDP una C cada una.