Fuente: El Periódico de la Energía
Sedigas, Asociación Española del Gas, que agrupa a las empresas de gas canalizado de España, quiere aportar su granito de arena en la lucha contra el cambio climático, precisamente por las bajas emisiones de CO2 del gas natural. Por eso considera que debe jugar un papel fundamental como energía de respaldo a las renovables, las que serán la principal fuente de energía del futuro.
En un estudio realizado conjuntamente con la consultora KPMG para analizar el rol del gas en el 2030 en una economía baja en carbono se demuestra que es posible una mayor presencia del gas natural en todos los sectores (doméstico, terciario, transporte y sector eléctrico), hasta llegar a representar el 33% del mix de energía primaria en los próximos 15 años, en vez del 27% de los objetivos europeos fijados para 2030.
Y para conseguirlo, el informe ve necesario aumentar la capacidad instalada de ciclos combinados. Echando un vistazo a los últimos años, desde 2002 hasta 2011 se han instalado 67 ciclos para albergar una potencia de 25.353 megavatios, convirtiéndose así en la tecnología con mayor capacidad del país, pero a día de hoy está infrautilizada, funcionando al 10% de sus posibilidades. Aún así, el presidente de Sedigas, Antoni Peris, explica que “las renovables requieren de tecnología de reserva flexible y ahí están los ciclos combinados, que además no solo permiten tener un sistema más fiable sino que emiten menos CO2 que otras tecnologías convencionales”.
Un escenario renovable + gasístico
Así pues, para garantizar el suministro eléctrico, proponen que sean las centrales de ciclo combinado el mayor garante de estabilidad en el sector y de cara a 2030 se aumente la capacidad instalada entre 5,5 GW y 10 GW. Esa potencia adicional tendría un coste de entre 5,5 y 10 millones de euros, “el esfuerzo inversor es alrededor de un millón de euros por gigavatio instalado”, señala Peris.
De esta manera, el 49% de la producción eléctrica correspondería a renovables, el 34% a ciclos combinados (26%) más cogeneración (8%) y el 16% restante a otras tecnologías, refiriéndose a nuclear y fuel/gas como únicas fuentes alternativas. El carbón ha desaparecido.
Aunque Sedigas reconoce que ese aumento de la capacidad instalada de ciclos se realizará hacia el final del periodo analizado.
Diversificación de fuentes
Además de sus bajas emisiones GEI, otro de sus puntos fuertes es la seguridad de suministro gracias a la diversificación de las fuentes de abastecimiento y las infraestructuras gasísticas presentes en España.
Nuestro país importa gas natural de 8 países, siendo Argelia el principal proveedor, con un 60%, y, además llega por diferentes vías, por barco o gaseoductos. Por estas características, Sedigas concluye que por eso “no se requieren grandes inversiones en infraestructuras relevantes para que continúe aumentando la demanda, sobre todo en el segmento residencial y en el terciario”.
En el ámbito doméstico, el sector lo tiene claro, “el gas natural ofrece ventajas singulares para calefacción y ACS respecto a otras fuentes de energía, como la biomasa, el gasóleo y el carbón, porque emite menos CO2 y con ello mejora la calidad del aire en las ciudades”. Y Antoni Peris ponía una cifra a esta mejora, “un hogar medio puede ahorrar 340 euros al elige gas natural en lugar de biomasa”.