FUENTE: Carlos Fresneda en El Mundo
España sigue bajando enteros en la liga solar. El país del Sol ha sido adelantado este mismo año por el país de los nubarrones (Reino Unido) y compite hoy por hoy en los puestos de descenso, junto a Bulgaria y la República Checa, en la categoría de «países no fiables para los inversores solares», según el último informe de SolarPower Europe. En el Mundial del clima de París, España ha tenido la oportunidad de redimirse, pero ha vuelto a dejar pasar la oportunidad: nuestro país no figura entre los 120 integrantes de la Alianza Solar Internacional auspiciada por el primer ministro indio Narendra Modi.
«El caso de España sigue causando estupor», declara el director ejecutivo de SolarPower Europe, James Watson. «¿Cómo puede un país que ha sido líder mundial pasar del todo a la nada en tan poco tiempo? ¿Cómo puede tirar por tierra su ventaja tecnológica y su gran potencial? ¿Cómo se puede destruir así una de las industrias del futuro cuando tanta falta hace generar empleo?».
«El Gobierno español ha matado a la energía solar», certifica Watson. «Otros países tuvieron también su ‘boom’ y pagaron los excesos, pero en ningún otro lugar se han tomado medidas regulatorias tan drásticas y desproporcionadas. España juega ahora en la liga anti-solar e intenta influir negativamente en la Unión Europea». Nuestros mejores jugadores viven ahora un particular exilio en países como el Reino Unido, que lideró la Premier europea en 2014 (aunque la bonanza ha tocado ahora a su fin).
El boom británico ha sido posible en gran parte gracias a los ingenieros españoles que han dejado huella desde Cornualles a Cumbria. Sin trabajo en España (con 35.000 trabajos perdidos en el sector), nuestros emigrantes solares han dado también el salto a Latinoamérica, mientras nuestro país se ha convertido en un desierto. «España lideró el mercado global y ha desaparecido virtualmente del mapa», puntualiza el informe de SolarPower Europe. «Después de todos los cambios retroactivos, las autoridades decidieron reducir el emergente mercado del autoconsumo con un ‘impuesto solar’ y con multas muy altas a los prosumidores no declarados».
Watson atribuye todo lo ocurrido en estos últimos años a «una guerra ideológica» y a «una defensa del sistema centralizado». Aunque las decisiones políticas, asegura, son «reversibles», y siempre cabe la posibilidad de un cambio de rumbo que lleve a España por la senda de los países vecinos como Italia (que ha vuelto a arrancar después del parón) o como Francia (que posiblemente se pondrá al timón en Europa en el 2016).
Francia ha hecho precisamente piña con India en el lanzamiento de la Alianza Internacional Solar, que aspira a impulsar el cheap solar en los países emergentes. «Lamentablemente, en esa alianza no está España, que podría perfectamente haber liderado la transición mundial hacia la energía solar», se lamenta José Donoso, director general de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF).
La industria española ha querido, sin embargo, estar muy presente en el segundo gran lanzamiento de estos días en París, el del Consejo Global Solar (GSC), que nace con la misión de hablar con «una voz única» por todo el sector y para impulsar la fotovoltaica en los países emergentes («compartiendo las mejores prácticas y aprendiendo de los errores del pasado»).
José Donoso se ha incorporado ahora como copresidente al Consejo Global Solar, convencido como está de que tarde o temprano se levantarán las persianas en nuestro país, sobre todo «si se empieza a hablar en serio del cambio climático y se llega a un compromiso para un escenario bajo en emisiones».
Quien tuvo retuvo, y Donoso percibe «ganas entre los inversores» por exprimir el potencial de la energía solar en España, «sobre todo ahora que somos totalmente competitivos y no necesitamos ayudas del Gobierno».
Pese a la ralentización del mercado europeo en los últimos años (incluida la propia Alemania), el informe de SolarPower vaticina «un nuevo ciclo de inversiones» que podría hacer crecer el sector un 80% en el viejo continente de aquí a 2019.
A pesar de que el boom de la última década no es para tirar cohetes. Hoy por hoy, la fotovoltaica supone tan sólo el 1% de la energía que se produce en el mundo, tal y como ha recordado en París Bruce Douglas, el presidente del nuevo Consejo Global Solar: «Si queremos hacer frente a la cambio climático y acabar con las emisiones de CO2 en el sector energético, la solar tiene que convertirse en la principal fuente de generación de electricidad».