El presidente de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE), Eduardo Gil, destacó la necesidad de que existan precios eléctricos competitivos para poder garantizar el mantenimiento de la actividad industrial y reclamó al Gobierno que, como parte de la nueva reforma energética en la que trabaja, sea tan «ambicioso» a la hora de perseguir reducciones de costes como lo fue en la reforma laboral.
«Se están realizando enormes esfuerzos para que los costes laborales vuelvan a ser competitivos», afirmó Gil durante un foro experto organizado por su entidad, antes de considerar que «la próxima reforma del sector eléctrico no puede ser menos ambiciosa».
A su entender, la gran industria debe tener «acceso a un precio competitivo y predecible de la energía eléctrica, hoy y en el futuro, para poder competir internacionalmente, dentro y fuera de la Unión Europea». Para ello, es necesario que «el peso de la parte regulada» del recibo eléctrico no suponga un obstáculo para la actividad industrial, por lo que pidió que el coste energético sea «competitivo y predecible», ya que supone hasta el 40 % de los costes para una industria.
Gil también reclamó al Gobierno que vaya más allá de la «sensibilidad industrial» y adopte un «verdadero plan industrial a largo plazo» que aspire a que este sector recupere el peso perdido dentro de la economía, lo que sería especialmente útil para crear tejido empresarial y empleo.
El presidente de AEGE reconoció que el Gobierno tiene ante sí una tarea «complicada», porque en el sector hay intereses cruzados difíciles de cuadrar. A su juicio, la reforma debe conseguir más mercado, más competencia y permitir los contratos bilaterales.
Además, abogó por la eliminación de costes regulados, como la cantidad destinada a las energías renovables, aunque apoyó el desarrollo de estas tecnologías, y señaló que «todo ese sobrecoste debería estar en otra partida».
Asimismo, recordó que los países con mayor peso industrial conservan mejor el empleo. En este sentido, el presidente de AEGE se refirió a que, desde 1995, el sector perdió en España un tercio de su peso en el PIB, hasta el 13 %. Desde 2007, la producción industrial ha caído un 27 %, «y va camino de hacerlo un 30 %» si en 2013 se confirma la previsión de un descenso adicional del 4 %, pronosticó.
Tal y como considera Gil, «la industria genera trabajo estable, innovación, I+D, exportación, y es importante para un gran país» y por eso sostiene que hay que hacer que este sector se «sienta a gusto y no se vaya y además atraiga inversiones».
Tras la intervención del responsable de la AEGE, el secretario general de Industria y PYME, Luis Valero, replicó que el departamento dirigido por José Manuel Soria, ministro de Industria, Energía y Turismo, tiene «muy claro que la energía tiene que ser competitiva para la industria». «La economía real tiene que superar a la financiera», defendió.
En todo caso, advirtió de que «lo primero» ahora dentro del sistema eléctrico consiste en «parar la sangría» del déficit de tarifa. «Estamos inmersos en una tormenta» y el Gobierno está dispuesto a recibir «cualquier tipo de sugerencia» de los agentes del sector, pese a actuar con independencia.
Por su parte, el presidente de la Comisión de Energía de la patronal empresarial (CEOE), Antonio Garamendi, aseguró en alusión al déficit de tarifa que «no puede haber más errores de apoyo a tecnologías que están primadas y que suben el precio de la electricidad».