Desde el derrocamiento de Mohamed Mursi el 29 de junio, el barril de Brent, de referencia en Europa, ha pasado del entorno de los 100 dólares a los 110 en apenas dos meses, y Goldman Sachs prevé que la cotización “escale a los 115 dólares a muy corto plazo”, según un informe publicado esta semana.
Muchos expertos anticipan que esta tendencia se prolongue y mantenga a lo largo del año. Mariano Marzo, profesor de Recursos Energéticos en la Universidad de Barcelona, apunta que el precio puede llegar hasta los 120 dólares, en la misma línea que Daniel Lacalle, gestor de la división de petróleo y gas del hedge fund Ecofin. Rodrigo Villamizar, ex ministro de Energía de Colombia y actual asesor del presidente estadounidense Barack Obama en materia energética, apunta a un recorrido del 20% adicional, hasta los 130 dólares, y otros expertos del sector apuestan por que “la tendencia seguirá hacia arriba, y no se puede decir cuándo parará”.
Los principales focos de problemas son el Canal de Suez, pero también Libia e Irak. El 4,5% de todo el petróleo mundial pasa por el canal egipcio y sus dos oleoductos paralelos que, de momento, están bajo manos militares, pero el mayor riesgo, y lo que descuentan los mercados es que la situación se descontrole. Esto obligaría a los barcos a dar toda la vuelta por África, con el consiguiente retraso de tres semanas que pondría los stocks en la cuerda floja y dispararía los precios.
Libia e Irak
Además, Lacalle alerta de un ‘efecto contagio’ que se traslade a otros países de la zona. Es el caso de Libia, que ha sido muy castigada por las huelgas desde 2011, pero las perspectivas son cada vez peores para una industria que ya funciona por debajo del 50% de su capacidad. En julio se unieron a los paros la mayor refinería del país (220.000 barriles al día, un tercio de la producción hasta la fecha) y los dos principales puertos.
Finalmente, Irak ha sufrido atentados en varios de sus oleoductos, lo que ha provocado una caída de sus exportaciones del 11,3% en junio respecto a abril, y desde la South Oil Company, una empresa pública, alertan de un desplome de la producción del 20% en septiembre.
Este escenario de tensión contrasta con el que el Ejecutivo español preveía en los Presupuestos Generales del Estado para 2013, cuando suponía un precio medio de 101 dólares para todo el año. Una diferencia de hasta 30 dólares por barril que puede suponer un lastre para la recuperación. Cada diez dólares que se encarece el petróleo, el déficit exterior aumenta en torno a los 5.000 millones de euros, lo que podría borrar de un plumazo gran parte de la mejora de la balanza de pagos.
A esto habría que sumar los efectos sobre la inflación y competitividad de las empresas. Por un lado, la industria sufriría un encarecimiento de sus costes que podría ascender a 1,2 puntos, mientras que la inflación de los productos de consumo repuntaría en 0,5 puntos. Es decir, que las empresas, que ya acumulan un año y medio conteniendo sus márgenes, de acuerdo con los datos de Markit, sufrirían una disminución adicional de hasta 7 décimas.
Por último, Villamizar indica el riesgo del tipo de cambio con el dólar. “Por el momento, la situación se ha atenuado por la fortaleza del euro, pero esto podría cambiar con el giro de la política de la Reserva Federal, y los incipientes signos de recuperación en España se podrían abortar, llegando a una posible estanflación”, recalca. Marzo señala que estos niveles ya son peligrosos de por sí, porque “es necesario que la cotización se sitúe entre los 80 y los 90 dólares para que la economía española puede crecer”, y achaca el “perfil plano del PIB a los niveles actuales, que ya hacen mucho daño”.
El catedrático de la Universidad de Barcelona también alerta de que la posible recuperación de la demanda en China y Estados Unidos deje descolocada a Europa por una repentina subida del precio del crudo cuando apenas acaba de salir de la recesión.