Los expertos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) vaticinan en un reciente informe sobre las perspectivas del mercado gasístico mundial hasta el año 2018 que el gas natural seguirá viviendo una «edad de oro» los próximos años.
En este sentido, la directora de la entidad, Maria van der Hoeven, aseguró durante la presentación del estudio en San Petesburgo (Rusia) que «el gas ya es el combustible que más se emplea en la generación de electricidad, pero en los próximos cinco años prevemos que emergerá como un importante carburante para el transporte».
El documento hecho público a finales de la semana pasada recoge que el gas natural aumentará su contribución al ‘mix’ energético global en este periodo a un ritmo anual del 2,4 %, tres décimas porcentuales por debajo de las previsiones elaboradas por los especialistas de la AIE hace un año.
Esta revisión a la baja de las estimaciones obedece, según matizó Van der Hoeven, a la debilidad de la demanda europea de esta materia prima, así como a las dificultades para impulsar el incremento de la producción en Oriente Medio y África. «Aunque hemos revisado a la baja nuestras previsiones de crecimiento, estamos en plena ‘edad de oro’ del gas», subrayó la máxima responsable de la AIE.
Los analistas de la AIE consideran que la demanda total de gas experimentará un impulso de aquí a 2018 de entre 3,4 billones y 4 billones de metros cúbicos.
Por otra parte, entre las conclusiones más relevantes del informe se cuenta la calificación del gas como un «combustible de contradicciones, que se resiste tenazmente a la globalización», explicó Van der Hoeven, quien añadió que existen grandes diferencias de precios, mercados e industria entre las mayores regiones del mundo.
En este sentido, apuntó que se da la circunstancia de que «mercados eficientes y monopolios subsidiados coexisten en el mundo del gas de hoy».
Por otra parte, la directora de la AIE destacó que el incremento de la producción de gas no convencional (‘shale gas’) en Estados Unidos convertirá muy pronto a ese país en un importante exportador de gas natural licuado (GNL).
«La flexibilidad de los precios del gas estadounidense puede propiciar el desarrollo de un ‘hub’ (centro de distribución) de gas asiático y un mercado más integrado», agregó.
Al mismo tiempo, en opinión de Van der Hoeven, las exportaciones de GNL de EE. UU. son una opción para los consumidores europeos que buscan diversificar sus importaciones a través de gasoductos.