Fuente: El Periódico de la Energía
El crecimiento del negocio de Feníe Energía ha sido meteórico. Desde su creación, en 2010, es la comercializadora independiente 100% renovable que “más crece” de su sector, con una facturación de más de 400 millones de euros y una cartera de clientes de casi 320.000, situándose en el séptimo puesto por cuota de mercado en el mercado libre, solo por detrás de las cinco grandes y CHC Energía, según datos de la CNMC. El secreto de su éxito radica en la red de instaladores eléctricos, sus accionistas, que superan los 3.000 miembros y que están distribuidos por toda España. Un equipo humano que conoce de primera mano las necesidades del consumidor final, al que además asesoran e informan para ser más eficientes y ahorrar en la factura de la luz.
Su consejera delegada, Isabel Reija, explica a El Periódico de la Energía cuál es su visión del sector eléctrico y de las principales estrategias de negocio para la compañía.
– Los PPAs se han convertido en los protagonistas obligados del sector eléctrico, los promotores para conseguir la ansiada financiación, la banca para concederla y las comercializadoras como la tercera pata en discordia. ¿Veremos pronto anunciar a Feníe Energía algún acuerdo bilateral?
Primero habría que ver qué ha ocurrido en el caso de la generación. Hasta ahora las renovables estaban primadas, con lo que el foco no estaba en la rentabilidad, porque se daba por supuesta. Pero ahora en escenarios de alta volatilidad, donde los precios del pool varían en condiciones cuestionables, y en escenarios de subidas de crédito y en riesgo de liquidez extremo en algunos casos, los inversores van a solicitar dinero para las nuevas plantas y los bancos les dicen que sí, pero asegurándoles los precios y que esa planta genere a unos ingresos recurrentes y más o menos fijos.
Y entonces se ve a la comercializadora como la única manera de garantizar esos precios. Con un PPA eliminan la volatilidad del mercado. Para el generador es muy sencillo, normalmente la previsión de generación se suele cumplir, sobre todo en fotovoltaica, porque es bastante segura, solo tienes que ver qué precio rentabiliza tu inversión.
Pero ¿y desde el punto de vista del comercializador? Tenemos que ver cómo se va a mover el pool y cuál es el objetivo de precio de la compañía o el aseguramiento de precio de cara a un futuro, que puede ser de un día o de mayor plazo. Feníe Energía ya sabe cuál es su estrategia de cobertura para el 2018, 2019 y 2020 pero en el caso de un PPA, aunque hay cierta correlación de precios con esas previsiones y con la cobertura que vamos a tener con nuestros clientes, no hay ninguna ciencia exacta ni manera de acertar.
Es mucho riesgo firmar un PPA para un comercializador. En el caso de Feníe Energía, este año vamos a vender entorno a los 4-4,5 TWh de energía, y si la adquiriéramos a través de plantas de generación en vez de ir al mercado, y empieza a llover, como está ocurriendo ahora, o tenemos mucho viento, los precios en el pool bajarían muchísimo y no podríamos ir a suministrarnos energía a precios tan bajos porque ya tendríamos firmado la compra con un generador. Sería un error habernos comprometido a suministrarnos por vía bilateral a precio fijo mucho más elevado.
Por tanto, no tiene ningún sentido para una compañía comercializadora firmar un PPA de largo plazo (10 años), ni siquiera de medio plazo, lo interesante sería de un año o menos, que es lo que estamos firmando con nuestros clientes, pero para un generador no tiene ningún sentido, porque el banco te pide que al menos sea por el mismo periodo de la deuda, es decir, entre 10 y 15 años. El problema es que quien no quiere asumir el riesgo de mercado es el banco. El banco quiere que se traspase a alguien y los generadores miran a las comercializadoras que necesitan energía, pero no hay clientes finales dispuestos a comprometerse con nosotros a más largo plazo de un año, con lo que asumimos todo el riesgo.
En términos de volumen, la comercializadora es perfecta para el PPA con el generador, pero en términos de plazo no. No podemos garantizar al banco que le vamos a comprar durante 10 años la electricidad, si ningún cliente nos lo garantiza a nosotros. ¿Por qué tenemos que asumir ese riesgo? Ya asumimos el bono social, el Fondo Nacional para la Eficiencia Energética, e incluso el BOE como herramienta de incertidumbre.
– Entonces, ¿cuál sería la solución que pueda satisfacer a todas las partes? Los bancos no van a financiar proyectos si no les garantizan el retorno de la inversión.
En general, las comercializadoras no se van a comprometer a firmar un PPA por una cantidad muy grande de energía a largo plazo, que pese demasiado en su cartera, y que en las circunstancias en las que el pool baje mucho, sean incapaces de gestionarlo. El punto de encuentro entre generadores y comercializadoras está en un porcentaje pequeño que sea la base de los clientes, entorno a un 10%, pero el 90% restante vaya a pool, y mantener así una posición competitiva.
Feníe Energía, como comercializadora, no necesita para nada el producto PPA. Nos ahorraríamos bastante preocupación y trabajo. Y si encima nos ofrecieran precios realmente competitivos, por ejemplo, 20 euros el MWh podría ser interesante, pero ofrecen precios que prácticamente los puedes conseguir en el pool. Pero tampoco le interesa al promotor. Al único al que le interesa es al banco. Si no les presionaran, estaríamos todos contentos.
– Y en el caso concreto de Feníe Energía, ¿cuál será su posicionamiento?
Feníe Energía tiene vocación inversora en el mercado de renovables. Tenemos dos parques eólicos, estamos desarrollando otro, y mirando nuevos. Queremos invertir en el sector, por eso no tiene sentido que facilitemos un PPA asumiendo un riesgo para que otros pongan en marcha proyectos renovables, estaríamos canibalizando nuestra propia línea de inversión. Por tanto, nuestro objetivo inicial es no tener ningún PPA pero producir nuestra propia energía porque también somos generadores.
Desde Feníe Energía no entendemos que vayamos a comprar energía a un tercero con el que no tenemos ninguna relación. Queremos crecer con nuestra cartera de generación, y una opción es participar en proyectos en los que vayamos a adquirir la energía además de participar en la propiedad. Podemos llegar a una ‘joint venture’ entre los que tienen el dinero, los que saben generar y los que tenemos clientes para construir nuevos proyectos renovables. Me parece un suicidio a 10 o 20 años vistas firmar un PPA con un tercero. Tiene que ser un acuerdo muy ‘tailor made‘ para que interese y que compense a todas las partes. Si tenemos que estar en un contrato bilateral queremos estar dentro del proyecto, participar en él. Es nuestro posicionamiento respecto a la firma de un PPA.
– Los cambios regulatorios de los últimos años han sido muy criticados por la inseguridad jurídica que ha generado, ¿qué valoración hace de la política energética que se está llevando a cabo?
En realidad la inseguridad jurídica proviene de la época en el que los PPAs eran del Gobierno, una tarifa para el sector de la generación renovable. Se compraba por un precio fijo toda la vida de un proyecto y eso se ha roto. Luego llegaron las subastas, de las que parte del sector no se fiaban por si las reglas pudieran ser cambiadas. Pero ahora hay que reconocer que han marcado un punto de salida, y los propios ganadores no saben cómo financiar (de ahí los PPAs).
La realidad es que vamos a un mercado libre donde la inseguridad jurídica desaparece. Ahora habría que hablar de inseguridad contractual pero no jurídica. El sector ha pasado de la regulación. Antes las reglas del juego las marcaba el BOE, te las leías y ya está, y ahora hay que escribirlas entre cuatro.
En el ámbito general de la energía, se está produciendo una transformación real y el marco regulatorio ha de sostener las normas de juego. Una transformación que lidera el nuevo cliente de energía. La regulación acelera o desacelera el cambio, como el RD de Gestión de Cargas, el RD de Autoconsumo… pero se va a producir igual.
No es fácil en un entorno energético como el de España, donde el mercado lo tienen controlado una serie de compañías, que tienen un oligopolio, que además tienen las actividades integradas, como la distribución y la comercialización. Con la liberalización ¿se va a acabar de repente con todo eso? No, es necesaria una transición y poco a poco irá sucediendo.
Aún así, cuanto más abierto sea el entorno regulatorio más fácil será el proceso. El mercado hoy es libre y es posible hacer cambiar las cosas. Y los clientes nuevos quieren ahorrar más que nunca. Feníe Energía tiene actualmente más de 300.000 contratos que nadie antes había tenido en el plazo en el que lo hemos hecho nosotros, la mayor infraestructura de puntos de recarga de España, y entre 60 y 70 instalaciones reales de autoconsumo en fase piloto con más de 200 ofertas. Nadie puede decir que no se puede hacer autoconsumo en España, con ciertas condiciones, sí, pero se puede. Y es cierto que llama la atención que en este caso la regulación ha ido por delante del mercado, no es lo normal.
– ¿Cuál es su opinión respecto a la ampliación de la financiación del bono social a todas las comercializadoras?
Creo que las compañías tenemos que luchar contra la pobreza energética, como no podía ser de otra manera. Es una responsabilidad de todos, no solo de las comercializadoras o las distribuidoras, sino de todos los ciudadanos en general. Lo que pasa es que no puede ser que negocios con márgenes muy estrechos, ligados a condicionamientos regulatorios muy exigentes, tengamos que sufragar gran parte de los gastos asociados a este problema. Pero no es porque no queramos. Es como si les dijéramos a los fabricantes de frigoríficos que todos los años un número determinado de unidades se los tienes que regalar a los que no se lo pueden pagar. Hay que establecer otro sistema. Por ejemplo, desde Feníe Energía hemos creado una Fundación con una Red de Agentes Solidarios que ayudan a salir de la pobreza energética a aquellos clientes que tenemos. Dentro de los presupuestos que maneja una comercializadora, no hay capacidad para hacer frente a lo que nos toca a nivel de reparto.
En nuestro caso, hemos pagado más de financiación de bono social que los beneficios que hemos obtenido. La solución tendría que venir de los Presupuestos Generales del Estado, que igual que están para cubrir otras necesidades del ciudadano, deberían también estar para solucionar el problema de la pobreza energética, y no de las empresas. No hay ningún sector en España donde las empresas se hagan cargo de solucionar problemas sociales.
– El desarrollo del autoconsumo en España es aún muy tímido si lo comparamos con otros países, ¿cuáles son los principales obstáculos a los que se enfrenta?
Feníe Energía está formado por una red de más de 3.000 agentes que son los encargados de informar a los clientes. Pero en autoconsumo el volumen de opciones que hay y la complejidad del producto es enorme, y nos está costando más de lo que creíamos. Hay un interés infinito en el consumidor, pero cuando hacen los números no les sale, porque se esperan una rentabilidad en 7-8 y son más años. Son pymes, hogares, comunidades de propietarios, industrias grandes o pequeñas. En autoconsumo hay una variedad enorme de posibilidades y cada cliente tiene un proyecto y un diseño totalmente diferente, y eso lleva más tiempo, por eso tenemos como objetivo ser capaces de estandarizar este producto.
El principal escollo para que no salga rentable es porque no conseguimos que sea un producto de economía de escala. El ‘impuesto al sol’ no es un coste en sí, es un riesgo. La figura regulatoria impone un cargo por encima de determinada potencia pero por debajo está exento, aunque conlleva una incertidumbre no solo para el propietario del autoconsumo sino para el que lo instala. El impuesto al sol es más una barrera psicológica que económica. Tampoco son las barreras administrativas, porque son complejas para instalaciones por encima de los 100 kW, pero por debajo se simplifican. A cambio la ley impone un sistema de estructura de contadores que en algunos casos es más cara que toda la instalación de autoconsumo en sí. Como se exige que estén en los puntos frontera, a veces solo con el cable que se necesita tirar ya sube el coste. Incluso cuando no es necesario donde no hay necesidad de contadores porque están exentos, como es el caso de Baleares, hay que tenerlo también. Todo se encarece, y las amortizaciones se van a más de los 10 años, y eso desanima.
Tecnológicamente, tanto los paneles como los inversores tienen precios razonables, tecnológicamente está todo a punto, nos falta pensar en el autoconsumo como un kit, que llega, se instala y ya está. Por el momento, requiere un estudio previo, saber para qué quieres una instalación de autoconsumo, pero sabemos que en el país del sol, todo esto se superará en un futuro próximo.
– Feníe Energía destaca como la comercializadora que más ha liderado el desarrollo de la movilidad eléctrica en España, ¿por qué veis este negocio como estratégico?
Feníe Energía no es una comercializadora al uso, sino una comercializadora creada por más de 3.000 empresas de instaladores, que buscamos el ahorro del cliente, y si éste se cambia de un vehículo convencional a uno eléctrico, primero va a ahorrar y después va a necesitar un punto de recarga, que al fin y al cabo, es un enchufe y nadie mejor que un instalador eléctrico para que se encargue de montarlo.
Es un mercado totalmente nuevo, y en España está todo por hacer. Podemos liderar el sector porque Feníe Energía tiene la red de instaladores más grande del mercado, y aunque ya tenemos 700 clientes con nuestros puntos de recarga, nuestras previsiones van creciendo a medida que pasan los meses. Vendemos nuestros puntos de recarga y luego ofrecemos un servicio de mantenimiento, con un margen pequeño para nuestros agentes. Ya estamos llegando a acuerdos con las marcas, por ejemplo con Nissan, con Jaguar, con Peugeot, con Hyundai, con Renault… Cada vez que se vende un vehículo eléctrico hay un instalador de Feníe Energía ofreciendo un punto de recarga, información, asesoramiento y la gestión energética de ese servicio.
– Dice que quieren ser también generadores de electricidad renovable, ¿cuáles son sus planes de expansión en este segmento del sector?
Feníe Energía ha comprado y tiene actualmente en operación dos parques eólicos, uno en Lugo (Parque Eólico Riberio) y otro en Salamanca (Eólica Sorihuela). Tenemos en desarrollo un proyecto eólico en Soria que esperamos que empiece a funcionar en 2019. Nuestro objetivo es complementar nuestro negocio, además de desarrollar el autoconsumo, con generación de plantas fuera de núcleos urbanos. Las tres tecnologías que entendemos que son prioritarias para nosotros son eólica, solar y minihidráulica para nuestra curva de carga lógica.
Por nuestra distribución geográfica de nuestros instaladores, y porque no solo se estudia el plan de crecer en generación desde el punto de vista financiero sino de los accionistas, de nuestros instaladores, estamos trabajando y buscando centrales de minihidráulica, no en desarrollo sino en operación que puedan ser interesantes para nosotros, y nuevos proyectos en fotovoltaica en el sur de España o Levante.