Fuente: Expansión
Forestalia, el grupo que esta semana ha arrasado en la megasubasta de licencias de renovables convocada por el Gobierno, al llevarse 1.200 de los 3.000 megavatios (MW) que salían a concurso, nació en Zaragoza en 2011.
Con apenas seis años de existencia, ha conseguido doblegar a las grandes eléctricas y fondos de inversión, que se alzaban como los grandes favoritos para ganar esa puja. Y lo ha hecho por segunda vez. En enero del pasado año, ya dejó noqueados a todos cuando se llevó más de 400 megavatios de los 700 MW que salían a subasta. En ambos casos, la licitación se preveía encarnizada. Quizás por eso, Forestalia ha barrido. Porque detrás tiene a un hombre, Fernando Samper, procedente del duro negocio de los mataderos cárnicos y que ha tenido que hacerse a sí mismo, hachazo a hachazo.
Forestalia surgió como una escisión dentro del negocio familiar del grupo Jorge -una de las mayores empresas cárnicas de España y uno de los grandes exportadores de porcino- cuando Fernando Samper se separó de sus hermanos. Éstos siguieron en Grupo Jorge, mientras Fernando Samper inició su aventura en solitario, empezando con la biomasa.
Forestalia cuenta con cultivos en España, Francia e Italia; y construye la mayor fábrica de pellets y astilla del país en Erla (Zaragoza). Pero Fernando Samper, ya en solitario, pronto desarrolló otra ambición: los parques eólicos. Su gran momento llegó en enero, cuando se adjudicó 300 megavatios de los 500 subastados en eólicas, y 108,5 MW de biomasa, de los 200 MW subastados.
La irrupción de Forestalia escoció a muchos, que no dudaron en lanzar descalificativos y preguntarse de forma peyorativa «qué hacía un carnicero en este negocio». Esta semana, cuando volvió a tumbar a todos los rivales, excepto a Gas Natural, Endesa y Gamesa, que se llevaron más de 600 MW, 500 MW y 200MW respectivamente, la actitud hacia Forestalia había cambiado. El grupo irrumpía en esta ocasión con un acuerdo estratégico con el gigante norteamericano GE para desarrollar los nuevos megavatios adjudicados. Además, se baraja que firme una alianza adicional con el fondo internacional BlackRock para financiar su desarrollo.
Fernando Samper, poco proclive a salir en los medios, siempre hizo oídos sordos a las críticas. Aunque es consciente de que ha marcado un punto y a parte en el sector y ha dejado el listón muy alto.
Con las licencias adjudicadas el pasado año y las de ahora, Forestalia va a sumar una cartera de 1.500 megavatios de energía eólica. Entrará así en el top 10 de los grupos eólicos en España. En concreto, en el sexto lugar, tras Iberdrola, Acciona, EDP, Enel y Gas Natural Fenosa. El problema es que están por desarrollar. Una de las críticas hacia Forestalia es que aún no tiene ni un megavatio eólico operativo. Según la empresa «para los 300 MW adjudicados de energía eólica, [adjudicados el pasado año] Forestalia está avanzando en la preparación de la construcción de sus parques eólicos, todos ellos en Aragón, donde han sido declarados de interés autonómico».
Victoria autonómica
A nivel autonómico, la victoria de Samper se vive como un triunfo de Aragón teniendo en cuenta que, además de la rivalidad empresarial, la macrosubasta también desató una pugna entre las comunidades autónomas, ávidas de las inversiones de 3.000 millones que se derivarán de las adjudicaciones.
La consejera de Economía, Industria y Empleo, Marta Gastón, mostró ayer su satisfacción ante los resultados de la subasta estatal de energías renovables. Gastón recordó que la energía eólica registró un importante avance en Aragón con la regulación aprobada en agosto de 2016, que permitió desbloquear los proyectos paralizados desde hacía un lustro por los conflictos judiciales que había generado la anterior normativa de 2010 y facilitó la presentación de nuevos proyectos.