FUENTE: El Economista
España es uno de los países europeos que más se puede beneficiar de la firma del próximo acuerdo comercial entre la Unión Europea y Canadá (el CETA, por sus siglas en inglés), que abrirá importantes nichos de mercado exterior para las empresas, liberalizará las barreras a la circulación de personal e impulsará los intercambios comerciales bilaterales, en la actualidad claramente favorables a España.
Y es que, por primera vez en un acuerdo comercial, Canadá abrirá el acceso a la contratación pública de sus sistemas de transporte y de sus grandes compañías del sector energético, lo que significa que las empresas españolas podrán optar a gestionar sectores estratégicos en el país norteamericano, incluyendo las licitaciones a nivel federal, provincial y municipal.
Tal y como detalló Steve Verheul, jefe negociador canadiense del tratado CETA, en una reciente visita a Madrid, este pacto comercial «reducirá al mínimo las barreras al intercambio de mercancías, a los servicios, a la movilidad laboral, a la contratación pública y a la cooperación de ambos países en materia de reglamentación».
Aunque el impacto económico beneficioso para España aún no está evaluado, se calcula que para el conjunto de la UE la entrada en funcionamiento del tratado podría traducirse en un incremento anual de 11.600 millones de euros y suponer un impulso del 20% para el comercio bilateral entre ambos bloques.
La balanza, del lado español
El CETA, que previsiblemente será ratificado a principios de 2016, es más ambicioso que el Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión (TIPP), que en estos momentos está en fase de negociación entre la Unión Europea y Estados Unidos. Esa es la valoración que realiza el embajador de Canadá en Madrid, Jon Allen, quien junto a Verheul anima a las empresas españolas a poner el foco en Canadá, puesto que una de las ventajas es que las inversiones allí mantendrán «altos niveles de protección en desarrollo sostenible, empleo y medio ambiente».
Según las últimas cifras publicadas por el Ministerio de Economía, que encabeza Luis de Guindos, las exportaciones españolas a Canadá batieron récords en 2014, al alcanzar los 1.332 millones de euros, frente a los 1.115 millones que habían sumado las ventas exteriores a ese país en 2013. Por su parte, España importó bienes y servicios canadienses por un total de 1.011 millones de euros, lo que representa un repunte mínimo con respecto a los 1.089 millones que se compraron en 2013.
El Ministerio de Economía reconoce que el comercio bilateral entre ambos países es modesto todavía, y así Canadá es apenas el destino número 31 de las exportaciones españolas, mientras que ocupa el puesto 44 entre los países originarios de las compras que nuestro país realiza fuera.
Sinergias del tratado
La posición favorable de España en el intercambio comercial es también reconocida por la Embajada de Canadá, aunque las cifras que facilita son ligeramente distintas. A tenor de los datos de su oficina estadística, España exportó a Canadá mercancías por valor de 1.517 millones de euros en 2014, principalmente productos farmacéuticos, maquinaria, minerales, combustibles, vehículos y productos alimentarios. En cambio, Canadá tan sólo vendió a España bienes y servicios por un montante de 778 millones de euros, consistentes sobre todo en minerales, combustibles, vegetales, maquinaria y productos aeroespaciales.
Las sinergias del acuerdo CETA se extienden a la presencia mutua en Latinoamérica: España y Canadá son, respectivamente, el segundo y el tercer mayor inversor en Latinoamérica, de modo que, tal y como sugirió en Madrid el jefe negociador canadiense del CETA, Steve Verheul, ambos países «pueden aprovechar sus fuerzas complementarias y su interés común allí para desarrollar alianzas y proyectos conjuntos» en el centro y en el sur de América.
A falta de ratificación
Ahora bien, para que el tratado comercial entre en vigor todavía hace falta que lo ratifiquen los 28 Estados miembros de la Unión Europea, así como las diez provincias y las tres regiones de Canadá. A pesar de que los representantes europeos sostienen que el apoyo al pacto es total, Alemania plantea reticencias en el ámbito de la defensa jurídica.
Por parte de España, el director general de Política Comercial del Ministerio de Economía, Antonio Fernández-Martos, se felicitó hace semanas por el hecho de que el tratado con Canadá eliminará «hasta el 98% de los aranceles». Y auguró que la liberalización del comercio supondrá «un revulsivo para las exportaciones españolas», sobre todo en los sectores de maquinaria y equipos, productos químicos, plásticos y transporte.
Una valoración coincidente con la que efectúa el Gobierno canadiense, según el cual, en materia de inversión, los sectores canadienses más activos para las inversiones españolas son «la energía y los proyectos público-privados de infraestructura». Otros sectores claves incluyen las tecnologías de la información y la comunicación, la venta de ropa y también la industria agroalimentaria.