Fuente: Expansión
Endesa ha modificado contablemente en sus cuentas anuales de 2019 la vida útil de algunas centrales nucleares, rebajándola. Pero mantiene en 50 años la vida de otras. Es decir, más años que los que deberían estar funcionando, según el calendario de cierre acordado hace justo un año entre el Gobierno y las eléctricas.
Endesa introduce así cierta incertidumbre sobre sus intenciones reales con respecto al cierre nuclear. Hace un año, Endesa ya intentó mantener abiertas opciones para permitir un cierre más escalonado del que se acordó. El acuerdo final fijaba el apagón nuclear a partir del año 2027, y hasta 2035. Apurando al máximo, la nuclear con más edad se jubilaría a los 47 años.
Endesa decidió hace años ampliar la vida útil de las nucleares desde los 40 hasta los 50 años, ante la perspectiva de que siguieran funcionando más años. Así estaba reflejado en su memoria anual. En la de 2019, que acaba de ser remitida a la Comisión del Mercado de Valores, Endesa revierte en parte la situación. En concreto, ha fijado la vida útil de los grupos I y II de la central nuclear de Almaraz, en Cáceres, en 45 y 44 años, respectivamente, «con efectos desde el 1 de abril de 2019».
Endesa explica que esto es «consecuencia de la solicitud de renovación presentada de los permisos de explotación de dichas plantas, a partir del 1 de abril de 2020, por un periodo de 7,4 años para el Grupo I y 8,2 años para el Grupo II». Es decir, para estas centrales, en las que Endesa no tiene mayoría, la eléctrica se acoge escrupulosamente al plan de cierre. Para las otras centrales en las que está con mayoría, como Ascó y Vandellós, sin embargo, Endesa mantiene la vida útil de 50 años, aunque como mucho, esas centrales deben funcionar un tope de entre 46 y 47 años.