Fuente: El Economista
El mercado energético se enfrenta un estrangulamiento sin precedentes. El precio del gas en Europa este año multiplicará por seis los niveles previos a la crisis del coronavirus. De hecho, este contexto de altos precios se mantendrá hasta, al menos, el año 2025, con cifras tres veces superiores al año 2019, según un informe publicado ayer por la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
Los futuros del gas holandés TTF, la referencia en el Viejo Continente, de cara al mes de agosto cotizan actualmente a un precio cercano a los 165 euros por megavatio hora. Para ponerlo en comparativa, hace justo un año el combustible fósil costaba 38 euros, o lo que es lo mismo, en un año se encarece 331%.
La reducción de la producción en 2021, la caída de reservas y demanda de Asia impactaron al alza en los precios el año pasado. Este ejercicio, la invasión de Ucrania por parte de Rusia -el mayor proveedores de gas a Europa- y las posteriores sanciones y recortes de suministro han catapultado los precios a niveles nunca vistos.
La AIE calcula que la demanda mundial de gas se reducirá un 0,5% este año por los altos precios. A partir de 2023 comenzará a recuperarse para llegar a un ritmo de progresión del 1,5% en 2025. Estas previsiones contemplan un escenario en el que la Unión Europea disminuirá sus compras de gas ruso por gasoducto en alrededor del 55% entre 2021 y 2025.
Demanda de gas licuado
La necesidad de gas natural licuado (GNL) en Europa a raíz de la crisis con Rusia también añade tensión al mercado. La demanda de GNL, sustituto del gas ruso que llega a través de gasoducto, es muy inferior a la oferta actual. Se espera que las necesidades de GNL del Viejo Continente para este año representen más del 60% del crecimiento neto del comercio mundial hasta 2025, según se recoge en el documento elaborado por la AIE.
Y es que los precios récord del gas en Europa han convertido al continente en un mercado de primera calidad para este combustible fósil transportado en estado líquido. Esto ha captando el interés de nuevos proveedores, como Estados Unidos, Qatar o Nigeria, y ha provocando tensiones en la oferta y destrucción de la demanda en varios mercados, detalla el documento.
El aumento de la capacidad de licuefacción de gas se ralentizará significativamente durante el periodo de cara al 2025, lo que aumenta el riesgo de que se prolonguen las condiciones de tensión en el mercado. «Esto se debe a una combinación de decisiones de inversión restringidas durante el periodo de precios bajos del petróleo y el gas a mediados de la década de 2010 y a los retrasos en la construcción derivados de los cierres del Covid-19 (las decisiones de inversión adicionales tomadas durante el último año no se materializarán hasta el final del periodo previsto)», explica la Agencia Internacional de la Energía.
En este sentido, se prevé que el comercio mundial de gas licuado crezca a una tasa media anual ligeramente inferior al 4% durante 2021-2025, muy por debajo de la tasa del 7% registrada en los cinco años anteriores. Mientras, el comercio por gasoducto de larga distancia se reducirá en un promedio del 1,9% anual, debido a la disminución de los flujos rusos hacia el Viejo Continente.