España podría contar con un potencial de gas no convencional atrapado en las rocas que ocupan nuestro territorio para abastecer la demanda de gas del país durante al menos treinta años, según avanzaron ayer en el Consejo Superior de Colegios de Ingenieros de Minas de España expertos en la materia que organizaron la jornada «Gas no convencional, una oportunidad de futuro».
Los dos codirectores de la ponencia, ambos catedráticos de minas, Ángel Cámara y Fernando Pendás, expusieron las conclusiones de sus investigaciones ante una veintena de expertos pertenecientes a la comunidad científica, organizaciones empresariales y representantes de los sindicatos UGT y Comisiones Obreras. Tal y como aseguraron, España podría contener depósitos del también conocido como «shale gas» de hasta cincuenta trillones de pies cúbicos, obtenidos mediante la técnica de fracturación hidráulica o «fracking» de la roca madre en la que se hallan atrapados. En caso de confirmarse este volumen de gas de esquisto serviría cubrir las necesidades de gas de nuestro país durante al menos tres décadas.
Los ingenieros analizaron las posibilidades que tiene en España la estimulación hidráulica para extracción de hidrocarburos a grandes profundidades, entre dos y seis kilómetros, mediante una o varias fracturas subverticales que incrementen la permeabilidad de la roca y liberen el gas que alberga mediante agua, arena y químicos a alta presión.
Desde su óptica, la fracturación hidráulica está probada y madura y su desarrollo está en permanente mejora, lo que redunda en la reducción del uso del agua y aditivos en la localización donde se efectúan las fracturaciones.
Algunos datos interesantes de los facilitados en la conferencia son los siguientes:
– Comparativamente, la energía generada con gas no convencional precisa una décima parte del agua para producir lo mismo partiendo del carbón y una milésima parte menos que partiendo del etanol. Asimismo, en España existen en la actualidad cerca de medio centenar de prospecciones autorizadas y otras tantas pedidas para investigar potenciales recursos de este tipo de gas, que los expertos localizan fundamentalmente en la cornisa vasco-cantábrica por poseer el mismo tipo de formación geológica que áreas donde se lleva a cabo esta técnica en Estados Unidos.
– Como en cualquier otra actividad industrial extractiva o transformadora, los riesgos asociados pueden ser prevenidos y mitigados mediante una gestión eficiente y respetuosa con el medio ambiente. Y se hizo hincapié en la necesidad de implementar la aplicación de las últimas tecnologías disponibles para salvaguardar la salud, la seguridad y el medio ambiente.
En este sentido, Pendás defendió que este sistema de extracción «es bueno y seguro», lo que hay que controlar es «cómo se hace» y «asegurarse de que el operador cumple la normativa existente» para evitar los riesgos que lleva asociados esta técnica.
Además, señaló que la gestión eficiente de los riesgos, donde el factor humano es fundamental, debe basarse en las mejores prácticas internacionales, la implementación de sistemas regulatorios, el control «ex post» mediante auditorías, la mejora continua de los procesos de exploración y una extracción derivada del aprendizaje inteligente.
– Las consecuencias de posibles malas prácticas de los operadores, explicaron los ingenieros, pueden ser, entre otras, escapes de gas o del fluido de perforación (agua contaminada con químicos). En el primero de los casos, el peligro de la liberación de gas radica en la liberación de metano, un gas veinte veces más potente que el dióxido de carbono en su contribución al cambio climático, mientras que la liberación del fluido de perforación contaminaría el agua externa e interna de los acuíferos.
«Eso puede ocurrir, y es desfavorable siempre. Pero lo normal es que ninguna de las dos cosas ocurra», insistieron ambos catedráticos, quienes subrayaron que, sobre todo en el primer caso, la industria es la primera interesada en que el gas no se escape, y que para ello los pozos están bien reforzados con un cemento especial y acero.
Además, argumentaron que solo el 0,5% del agua que se inyecta mediante la fractura hidráulica contiene compuestos químicos, que son de uso común en la industria alimentaria, farmacéutica, automovilística, etc., y se pueden encontrar en salsas, maquillajes y antioxidantes, entre otros productos cotidianos. Por su parte, el agua de retorno de las explotaciones se trata, y en un elevado porcentaje queda limpia y se devuelve a la naturaleza, mientras que el resto se almacena en acuíferos profundos.
– Los expertos minimizaron también el riesgo de sismicidad asociado a estas explotaciones en los lugares donde ya se llevaron a cabo -en Estados Unidos, fundamentalmente- y señalaron que la sismicidad «puede ser un factor de control de cómo avanza la fractura dentro de la roca», que suele ser de entre 1 y 1,5 grados en la escala Richter, cifra similar «al tráfico rodado».
– Respecto a la radiactividad detectada en aguas de retorno de procesos exploratorios, aseguraron que es natural e inherente a muchas formaciones pizarrosas y que no conlleva ningún riesgo.
– En cuanto a las críticas por la gran ocupación de suelo que requiere esta técnica, el estudio concluye que es uno de los focos de preocupación social -no de riesgo-, pero que las referencias localizadas siempre en los mismos emplazamientos, con un elevado número de pozos, son una excepción.
Según los ingenieros de minas, la ocupación del suelo en el gas no convencional «no es superior» a la del gas convencional, con la ventaja de que la perforación de pozos con una sección horizontal subterránea permite ubicar varios pozos desde un único emplazamiento, minimizando el impacto y la afección a la población local (ruido, tráfico rodado y vías de acceso).
Traducido en cifras, un emplazamiento de 2,5 hectáreas o inferior puede cubrir un área de explotación de más de cinco kilómetros cuadrados de superficie que no se ve.
– Los expertos consideraron que España debe modificar su marco regulatorio para que tanto los titulares de los terrenos como las administraciones territoriales se beneficien económicamente del desarrollo de esta técnica, que consideran «una oportunidad» para el país y «un nicho trabajo importante».
Para concluir, los especialistas hicieron alusión a la dependencia energética española, a la que se destinan más de 56.000 millones de euros/año en importaciones de hidrocarburos, y que supone «un lastre» para el crecimiento económico del país.
Soria: el fracking «requerirá seguros de responsabilidad civil»
Por su parte, el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, ha recordado recientemente en respuesta a una consulta realizada por el presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), Íñigo de la Serna, que los promotores de proyectos de factura hidráulica deberán cumplir la normativa técnica y de seguridad, así como suscribir seguros de responsabilidad civil para hacer frente a eventuales incidentes.
La contestación del ministro tiene su origen en una carta que le hicieron llegar los responsables de los cerca de 50 municipios de Burgos, Cantabria, Palencia y Soria por estar preocupados por los proyectos para extraer hidrocarburos no convencionales mediante el «fracking», que han generado moratorias en varios Estados de Estados Unidos y dudas en la Unión Europea por sus efectos dañinos sobre el medio ambiente.
Soria replicó a De la Serna que el desarrollo del gas no convencional se encuentra todavía en una fase «muy preliminar» en España y que, por el momento, no existe ninguna concesión de explotación de hidrocarburos de este tipo, pese a que sí hay varios permisos de exploración.
El ministro explicó que la concesión de estos permisos «no supone una autorización automática de ningún tipo de trabajo», ya que para la explotación es necesario obtener la autorización administrativa previa, «sometida al procedimiento medioambiental pertinente».
«Este Ministerio considera que esta técnica debe ser permitida siempre que se garantice el cumplimiento estricto de las medidas de protección de las personas y del medio ambiente», añadió Soria, antes de afirmar que «se impondrán cuantas medidas sean oportunas para lograr dicho objetivo».
Además, el presidente de la FEMP también ha enviado una carta similar al ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, quien informó en su respuesta de que, «como medida de cautela», se decidió someter a todo proyecto de investigación o exploración de este tipo a una evaluación medioambiental.
Medio Ambiente, continúa Arias Cañete, está planteando varios estudios que, una vez concluidos, contribuirán a la fijación de criterios comunes para valorar el impacto de estas tecnologías de extracción y adoptar en su caso las «medidas correctoras adecuadas».