Fuente: El Economista
La última Cumbre climática de la ONU (COP 21), celebrada en París el pasado mes de diciembre, ha confirmado el compromiso de la inmensa mayoría de los países a la hora de combatir el calentamiento global y con ello ha abierto un nuevo paradigma en el mundo energético: tras el Acuerdo de París, el proceso de descarbonización es imparable, aunque según los planes energéticos actuales presentados por los diferentes países se producirá a un ritmo insuficiente para contener el incremento de la temperatura planetaria por debajo de los 2º centígrados.
Prácticamente la totalidad de los actores implicados en el sector energético se muestra de acuerdo en que han de ser las plantas de generación que utilicen fuentes de energía renovable las que deben cubrir la mayor parte de la demanda, mientras que las tecnologías que emplean hidrocarburos fósiles -sobre todo gas- deben limitarse a producir la energía necesaria para garantizar el suministro frente a las fluctuaciones de disponibilidad de potencia de aquellas, si bien en la actualidad la ruta para alcanzar ese objetivo todavía no está claramente perfilada.
Para aportar ideas sobre cómo acelerar la descarbonización, la Cátedra Fundación Elecnor de Energías Renovables y Eficiencia Energética, constituida por la Fundación Elecnor y la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales (ETSII) de la Universidad Politécnica de Madrid, reunió por segunda vez su Laboratorio de Ideas.
En el encuentro participaron Luis Atienza, presidente de Argo Capital Partners; Juan Temboury, director general de Fortia Energía; Carmen Becerril, consejera de Acciona; Tomás Gómez, profesor de la Universidad Pontificia de Comillas; Rafael Gómez Elvira, director adjunto a la Presidencia de OMIE; Guillermo Planas, director gerente de Enerfin; Emilio Mínguez, director de la ETSII; Carlos Veganzones, profesor de dicha escuela; y Rubén Esteller, jefe de redacción de elEconomista.
La evolución de las tecnologías y la necesidad de combatir el calentamiento global implica también repensar una estructura para la distribución de costes del mix energético diferente a la actual, pues, a partir de ahora, se deben considerar inversiones muy intensivas en capital en plantas de generación para recuperar a muy largo plazo, aunque con costes variables muy reducidos durante la explotación. Bajo esta nueva estructura, las señales de precio que emite el mercado mayorista actual, o pool, no serían muy representativos de este nuevo entorno. El sistema marginalista que se ha impuesto en todo el mundo -se cobra el precio ofertado por la última central necesaria para cubrir la demanda de electricidad en cada momento- plantea problemas cuando el grueso de la generación oferta a precios muy bajos.
El hecho de que los mercados se diseñaran hace décadas, cuando el peso de las energías limpias era muy inferior al actual, los ha dejado desfasados. El pool español, sin ir más lejos, se creó en 1997 y desde un principio se planteó que la generación con energías renovables percibiría su retribución al margen del precio de casación, con las famosas primas.
Ahora, la situación es que el pool puede dar señales de precio válidas sobre los costes variables de generación, pero no sirven para alentar una inversión que mira a largo plazo, tanto si es renovable como si es convencional. La eólica y otras renovables, además, se encuentran con que el grueso de su generación coincide con la depresión de precios que ellas mismas producen, de modo que ni siquiera perciben las cantidades medias.
Respecto al problema que la intermitencia de la disponibilidad real de generación que aparece en la generación eólica y en plantas de energías renovables plantea a la estructura del mercado actual, se constata que una solución consiste en acortar el horizonte temporal de participación de los generadores en el mercado para ajustar al máximo posible la oferta con la demanda en tiempo real. A este respecto, en el II Laboratorio se puso el ejemplo de EEUU, donde ya se está barajando la existencia de mercados intradiarios cada cinco minutos.
Señales para la inversión
Para solventar el problema de la insuficiente capacidad que tiene la señal de precios que proporciona el pool para la amortización a largo plazo del capital inicial y, de ese modo seducir a la inversión, hay que aplicar otros mecanismos al margen del mercado. En el encuentro se citó, entre ellos, los pagos por capacidad, en los que se valora la disponibilidad de los grupos de generación para producir cuando se necesite, aunque operen muy pocas horas al año. Otras posibilidades son los contratos de suministro de energía a largo plazo entre generadores y consumidores con un precio fijo y los contratos por diferencias o los pagos directos a la generación con energías renovables.
En todo caso, es clara la necesidad de dotar al sistema de una nueva herramienta de mercado que consiga un precio eficaz para valorar las emisiones de CO2 que permita considerar adecuadamente la repercusión del coste del cambio climático en la economía. Ahora bien, para que esta señal resulte efectiva ha de reunir dos características: por una parte, su ámbito de aplicación debería ser universal para evitar la deslocalización de la industria; por otra, debería ser de tipo fiscal, pues la aplicación de un impuesto plantea ventajas frente a la opción de mercados con cupos y cuotas asignadas.
Generación distribuida
Otra peculiaridad del sistema futuro es el creciente peso de la generación distribuida, sobre todo en el ámbito doméstico y de distrito, unido a la necesidad de regulación del autoconsumo en micro-redes locales de distribución. Su irrupción en el mix de generación va más allá de la polémica sobre el impuesto al sol, que, a fin de cuentas, refleja nuevamente la necesidad de establecer un reparto de los costes del sistema distinto al actual.
La generación distribuida plantea otros retos, como los negocios alrededor de la agregación de la generación y los servicios de los productores-consumidores (denominados prosumidores) o, incluso, el nacimiento de mercados energéticos locales que fragmenten la unidad de mercado, circunstancia en absoluto deseable, según los participantes en el II Laboratorio de Ideas. Esto último podría evitarse si se cuenta con las infraestructuras de red adecuadas. Además, la instalación de contadores y redes inteligentes será básica para gestionar el nuevo modelo energético descentralizado, en el que se difuminarán las diferencias entre el mercado mayorista y el minorista, al igual que desaparecerán las diferencias entre las redes de transporte y las de distribución.
No puede olvidarse, asimismo, que aunque el autoconsumo probablemente se vea muy incrementado, en términos de producción energética no será excesivamente relevante, por lo que el objetivo sigue siendo conseguir un marco capaz de permitir la viabilidad de la instalación de nuevas grandes plantas de generación con energías renovables.
Planificación a largo plazo
Otro elemento clave es una planificación a largo plazo, con hitos para una progresiva electrificación de la economía, y con especial énfasis en el transporte.
En el caso español, la planificación concluye en 2020, tras años tropezando con condicionantes de diversa índole (social, ideológico?) que han provocado la toma de decisiones erráticas e impedido aplicar el tratamiento que deberían de tener algunas fuentes energéticas concretas, como la nuclear o el carbón. Abordar una planificación seria, que contemple un horizonte de varias décadas y que sobrevuele el detalle tecnológico, es una de las obligaciones del próximo Gobierno, coincidieron en afirmar los ponentes. Adicionalmente, la eficiencia energética ha de ser prioritaria, porque ha estado desatendida durante mucho tiempo y se la sigue menospreciando en los ámbitos decisorios.
Además, si la planificación ha sido tradicionalmente una labor de despacho, ahora es indispensable que tenga en cuenta al ciudadano, muy sensibilizado con la materia, y que surja tras un pacto de Estado para garantizar que supere los naturales cambios políticos.
Plano internacional
Estando así las cosas, la regulación y el peso de los Gobiernos en el ámbito de la energía tendrá que ser mayor para solucionar las deficiencias de los mercados y fomentar la instalación de la tecnología que permita una mayor penetración de la energía limpia. Muchas de las medidas que deben aplicarse, sobre todo de regulación, vendrán impulsadas supranacionalmente por una UE que ya está volcada en el proyecto de la Unión Energética.