Fuente: El Periódico de la Energía
El Gobierno, a través de las ministras para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, y la de Hacienda, María Jesús Montero, han enviado una carta a Bruselas en la que piden que sea la Unió Europea la que apruebe una tasa que castigue la importación de electricidad procedente del carbón de terceros países ajenos a la UE, que en el caso de España sería con Marruecos.
El contenido de la misiva, contado este fin de semana por el diario El País, señala que debería ser el conjunto de la UE quien debería imponer esta tasa a la compra de electricidad sucia ya que se trata de un problema que no sucede únicamente en España sino también en otros países de la Europa del Este y los Balcanes.
Estos terceros países producen electricidad más barata con sus centrales de carbón al no pertenecer al sistema de derechos de emisión de CO2 de la UE, que castiga duramente la producción con carbón. Mientras que en la UE se paga cerca de 25 euros por tonelada de emisiones de CO2, en estos países como Marruecos no se hace y su electricidad procedente de la central térmica de Safi y otras resulta mucho más barata y competitiva frente a la electricidad generada en las centrales térmicas españolas.
Es por ello, que desde diciembre la interconexión con Marruecos se haya dado la vuelta tal y como adelantó este diario. Ya lleva más de medio año España importando electricidad a Marruecos cuando históricamente el sentido de la compraventa era favorable a España.
La respuesta de Ribera y Montero se produce después de haber recibido la ministra encargada de la energía otra misiva escrita por el comisario Arias Cañete que le explicaba las distintas opciones sobre qué hacer. En esta misiva, Arias Cañete le abría la puerta a España de que si quería podía imponer una tasa a esa electricidad sucia, sin embargo le contó que hacerlo desde Europa es mucho más complicado.
Para que la UE aprobase una tasa a esta electricidad sucia procedente de terceros países, el impuesto o arancel o lo que fuese tendría que ser aprobado por toda la Unión Europea de forma unánime, con lo que ello conlleva. Debates y más debates, llevarlo a las instancias europeas, hasta que se apruebe definitivamente en el Consejo. Una tramitación que tardaría años. Y encima con que uno dijera que no, no saldría adelante.
Pero eso es lo que prefiere el Gobierno. No quiere ser la ministra Ribera la que haga subir el precio de la electricidad por comprar electricidad a Marruecos, ni romper las buenas relaciones que hay ahora entre España y Marruecos.
Al final, España tendría que abrir el melón dentro de la UE, pero a lo mejor cuando se quiera tener la solución, si el resto de la UE lo permite, en Marruecos las renovables ya han hecho bajar el precio de la electricidad y ya no se tendrá que comprar electricidad sucia.
El país magrebí tiene un plan ambicioso de expansión de energías renovables para los próximos años. Si a ello le sumamos que España no quiere imponer la tasa directamente sino que lo haga Bruselas, todo indica que se quedará como está y España seguirá comprando electricidad sucia hasta que el mix maroquí cambie y sean las renovables las que produzcan la mayoría de la electricidad del país.
Por tanto, las centrales térmicas españolas verán aún más complejo que sus planes de seguir produciendo durante los próximos años salgan adelante. La ya escasa producción térmica con carbón irá a menos y acabarán convirtiéndose en centrales que formen parte de la disponibilidad del sistema y sean abonadas con pagos por capacidad.