Fuente: Cinco Días
El pleno del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) autorizó el pasado 8 de septiembre con varias condiciones la construcción de un almacén temporal individualizado (ATI) de residuos radiactivos en la central nuclear de Almaraz (Cáceres), a la vista del retraso en la construcción del almacén temporal centralizado (ATC) previsto en la localidad conquense de Villar de Cañas, cuyo emplazamiento debe recibir el visto bueno de Industria.
Sin embargo, al proyecto le falta recibir la autorización del Ministerio de Industria y, aún más importante, la declaración de impacto ambiental (DIA) del Ministerio de Medio Ambiente. Fuentes próximas al CSNaseguran que este permiso debe llegar como muy tarde en enero para que el ATI de la planta cacereña esté operativo antes del llenado de sus piscinas. De hecho, el inicio de su construcción estaba previsto para el mes de septiembre.
De lo contrario, consideran las mismas fuentes, los residuos generados por los dos reactores deberán ser exportados a Francia para su reprocesamiento. Este país ya custodia los residuos de Vandellós I, la central que fue cerrada y desmantelada tras un grave accidente en 1988. Precisamente, el proyecto de construcción del ATC se ha justificado por la necesidad de tener un cementerio donde albergar los residuos de esta central por los que Enresa paga 65.000 euros diarios a Francia. El país cuenta con un macrocomplejo en La Hague (Normandía) donde reprocesa y alberga los desechos de su parque nuclear de 60 centrales. El contrato, ampliado más de una vez, estipula que deben volver a España.
La situación de interinidad del Gobierno y la experiencia vivida por los funcionarios del Ministerio de Medio Ambiente, que han tenido que declarar ante el juez tras el cierre del almacenamiento de gas Castor, hacen temer que este departamento (que ha registrado ya varias bajas entre los altos cargos) no apruebe la DIA del ATI de Almaraz antes de enero y, quizá, en mucho tiempo. Es más, los retrasos en dar luz verde a otros expedientes ambientales se acumulan.
Con una superficie pavimentada de 2.649 metros cuadrados, dicho almacén individual albergará el combustible gastado por los reactores I y II hasta que sea posible su traslado al ATC. Según el informe del organismo que preside Fernando Marti, de acuerdo con la capacidad útil de las piscinas, está previsto que estas alcancen la saturación al final del ciclo 26: en la unidad I, en agosto de 2017, y en la unidad II, en diciembre de 2019.
Aunque una directiva europea establece que cada país debe reciclar sus residuos atómicos, en caso necesario Francia y Reino Unido los admiten a un alto precio. De hecho, aunque el contrato de los residuos de Vandellós terminaba en 2010 y como tope máximo en 2015, en febrero de 2013 el Gobierno firmó con Francia una modificación del convenio sobre los residuos radiactivos derivados del reprocesamiento del combustible gastado de Vandellós I. El nuevo contrato reducía en 25 veces el volumen de residuos a devolver, aunque con el mismo nivel de radiactividad, lo que representa una menor cantidad de material a transportar y menor riesgo. Todo ello con un coste de 150 y 180 millones de euros, que pagará Enresa a Areva.
El contrato mantenía la cláusula del protocolo anterior que obliga desde 2011 a Enresa a pagar a Areva una fianza de 65.000 euros diarios, cantidad que sería devuelta siempre que los desechos radiactivos de Vandellós I retornaran antes de finales de 2015. Sin embargo, España se obligaba a traer los citados residuos antes de octubre de ese año con destino al ATC (un proyecto con fuerte retraso). De lo contrario, no recuperaría la fianza.