Las 280 centrales de carbón que operan en la Unión Europea, que generan el 24% de toda la electricidad del continente, fueron responsables de 22.900 muertes prematuras en 2013. Es la principal conclusión del informe “La nube negra sobre Europa: efectos de la quema de carbón sobre la salud y la economía de la UE“, presentado por WWF, junto a la Alianza para la Salud y el Medio Ambiente (HEAL) y a la Red de Acción por el Clima en Europa (CAN), y apoyado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y de ellas, cuatro españolas se encuentran entre las primeras, la central de Andorra en Teruel, la de Aboño en Asturias, As Pontes en Galicia, y Litoral en Almería.
Según el estudio, los impactos sobre la salud y el medio ambiente de las centrales eléctricas de carbón son “inmensos, dañinos y extremadamente costosos” para los países europeos. Se estima que el coste económico en la salud de los ciudadanos europeos por la combustión de carbón llega hasta los 62,3 millones de euros. Y no solo afecta a las zonas donde se encuentren esas centrales de carbón. La investigación ha revelado que la contaminación viaja por todo el territorio, lo que significa que no hay ‘lugar seguro’ mientras estén quemando el negro mineral.