El gigante asiático ha asegurado que la relación entre ambos países se encuentra en un «momento histórico crucial» debido a la decisión del nuevo Gobierno británico de Theresa May de retrasar la aprobación final del proyecto de la central Hinkley Point valorado en 18.000 millones de libras (20.600 millones de euros).
Después de muchos años de espera, el pasado 28 de julio la empresa francesa Électricité de France (EDF) dio el visto bueno para la construcción de la nueva central nuclear de 3.200 megavatios de potencia. Sin embargo, un día después, el nuevo Gobierno conservador liderado por la primera ministra Theresa May sorprendía con la decisión de posponer la aprobación final hasta otoño.
El retraso no ha sentado bien a China, que controla un tercio de la sociedad promotora de la planta y, lo más importante, aporta el principal apoyo financiero al proyecto multimillonario mediante su subsidiaria China General Nuclear Corporation.
El embajador en Reino Unido del país asiático, Liu Xiaoming, ha utilizado las páginas del influyente Financial Times para mostrar el malestar de Pekín por la decisión de aplazar la aprobación definitiva..
«Ahora mismo, la relación entre China y Reino Unido se encuentra en un momento histórico crucial. La confianza mutua debe ser valorada aún más. Espero que el Reino Unido mantenga su puerta abierta a China y que el gobierno británico apoye Hinkley Point con una decisión lo antes posible para que el proyecto pueda continuar sin problemas», afirma el alto funcionario chino en el periódico financiero.
Aunque las razones que han llevado a Downing Street a retrasar la decisión final se desconocen, la prensa británica especula con las reservas de May a la participación de China en el planta y su preocupación porque las empresas estatales del gigante asiático puedan invertir en infraestructuras británicas sensibles
La decisión de May también supone un golpe de timón en la relación que Gran Bretaña tenía hasta el momento con China, después del fuerte apoyo al proyecto mostrado por el anterior ejecutivo liderado por el ex primer ministro David Cameron.
La nueva central nuclear de Hinkle Point, que empezaría a funcionar en 2025, podría suministrar energía a seis millones de hogares británicos.