Fuente: Cinco Días
“Junto a la margen izquierda del Tajo, en Almonacid de Zorita [Guadalajara], se asienta la central nuclear José Cabrera, primera de su género que se instala en nuestro país. El jefe del Estado, generalísimo Franco, acompañado por el ministro de Industria, la inaugura solemnemente”, anuncia el locutor del No-Do con voz firme, mientras en la pantalla discurren las imágenes en blanco y negro del dictador y las instalaciones.
Se trata del primer desmontaje completo de una central nuclear en España. Procesos similares se aplicarán a las siete centrales que quedan en activo y cuyos cierres están previstos entre 2027 y 2035. La primera será la de Garoña (2021) y después, la de Almaraz I (2027).
De lo que fue la central de Zorita –cuyo reactor de agua a presión produjo en sus casi 38 años de actividad más de 36.000 millones de kilovatios hora (lo que equivalía al 20% del consumo eléctrico de Castilla-La Mancha)– queda más bien poco. Los edificios están hoy vacíos y los equipos que conforman 170 trabajadores –en otros momentos hubo picos de hasta 300– están descontaminando sus suelos y paredes.
“Se rascan las capas superficiales hasta certificar la ausencia de contaminación”, explica el director de instalación de Enresa, Manuel Ondaro del Pino.
Llegar hasta este punto ha sido un proceso largo. Zorita echó el cierre el 30 de abril de 2006, pero no fue hasta febrero de 2010 cuando empezó a ejecutarse el proyecto de desmantelamiento (con un presupuesto a la fecha de 160 millones de euros, cifra Enresa).
Al principio fue necesario adecuar las instalaciones para facilitar el desmontaje. Más tarde se retiraron todos los sistemas y componentes de los edificios en los que había radiación y, posteriormente, se desmontaron las estructuras convencionales como las torres de refrigeración, entre otras.