Fuente: El Periódico de la Energía
Las centrales de ciclo combinado en España llevan años prácticamente paradas. Pero este 2017 está siendo distinto. La sequía que padece España ha hecho que los ciclos combinados resuciten.
La producción de energía eléctrica de los ciclos combinados hasta el 30 de septiembre de este año ha sido de 24.800 GWh, el mayor dato de los nueve primeros meses del año desde 2012, año en el que se produjeron a estas alturas más de 31.400 GWh.
Es decir, los ciclos han cubierto el 12,3% de la demanda eléctrica en lo que llevamos de ejercicio. Es la cuarta tecnología que más genera tras nuclear, eólica y carbón.
Por ejemplo, el año pasado a estas alturas solo se habían producido 17.295 GWh. El único año que era parecido meteorológicamente hablando a este fue 2015, y también produjeron menos los ciclos combinados, 21.256 GWh.
Han tenido que pasar cinco años, los mismos de moratoria renovable, para que los ciclos comiencen a ver un poco la luz.
La principal causa ha sido la sequía. El mercado eléctrico español suele utilizar el agua para frenar los precios de los ciclos combinados, pero sin agua en los embalses esa función prácticamente ha dejado de hacerla.
Es por ello que en este 2017 el pool esté viendo precios bastante altos en lo que va de año. Sin agua no hay paraíso.
Hasta ahora, los 27.000 GW de ciclos combinados instalados funcionaban aproximadamente a un 10% de su capacidad. Unos años más, otros menos. Son la centrales más infrautilizadas del sistema eléctrico español.
Las compañías eléctricas se gastaron un total de 13.000 millones de euros en su construcción. Y con lo poco que han generado parecería que no son rentables, pero la gran mayoría sí lo están siendo, aunque las compañías preferirían tenerlos más activos claro.
El problema es que tenerlos apagados es bastante costoso, por eso se crearon los pagos por capacidad. Los ciclos combinados funcionan como respaldo de las renovables. Para eso se hicieron, pero claramente hubo una penosa planificación. Se creyó que iba a ver más renovables en el sistema y se hicieron muchos GW de ciclos que ahora están parados.
Pero a partir de ahora, y en los próximos años, los ciclos combinados podrían revivir si finalmente se decide en España apagar las centrales térmicas de carbón. Es una decisión que tiene que tomar el Gobierno. El 18-20% que genera el carbón lo tendrá que cubrir alguien, y los ciclos serán los encargados, mientras no haya más renovables y siempre y cuando la meteorología se porte como este año.
Su principal amenaza en el futuro será en forma de batería. El almacenamiento es lo que podría devolver a los ciclos al ostracismo. En España, la mayoría se construyeron en los mejores años económicos. Están en plena adolescencia (10-15 años) y hasta que lleguen a los 40 podrán ser útiles para el sistema.
Su principal inconveniente es que es la tecnología más cara de todas, y cuanto más se use más caro será el recibo de la luz. Le ‘salva’ (entre comillas) que genera menos CO2 que el carbón, pero aun así tiene un factor de emisión de CO2 (tCO2/MWh) de 0,40. El carbón tiene un factor de 0,95. Es decir que casi emite una tonelada de CO2 por cada MWh generado.
El buen tiempo juega a favor de los combustibles fósiles. O llueve y se genera con hidroeléctrica o el hueco térmico será mayor. Por lo menos, será así hasta que lleguen las nuevas renovables en 2020. Luego se verá qué pasa, si hay carbón o no, y cómo se comporta el precio del gas.