María Teresa Estevan Bolea, decana del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid y expresidenta del Consejo de Seguridad Nuclear, escribe en la revista Energía de El Economista:
Huelga destacar la importancia de la electricidad en la vida diaria de la población y en cualquier actividad económica, pero sí conviene recordar que la electricidad no se puede almacenar, que hay que producirla en el mismo momento en que se utiliza y en las cantidades que se demandan. Todo ello supone para el sistema eléctrico una enorme complejidad. Para la industria, el suministro eléctrico es de la máxima importancia. Requiere un continuo y seguro servicio durante las 8.870 horas que tiene un año y, cada vez más, para mejorar con competitividad, precisa precios compatibles con los que tienen otros países con los que competimos.
No se puede olvidar que la industria, que ahora solo representa alrededor del 15 por ciento del PIB -en 1980 era el 25-, supone el 50 por ciento del empleo cualificado y el 85 por ciento del empleo fijo.
La industria da empleo a más de 3 millones de personas y es el mayor consumidor de electricidad, pero los actuales costes energéticos —cargados con innumerables impuestos, tasas y primas injustificables— no pueden, en modo alguno, soportar tales costos. Los productos industriales -bienes de equipo, automóviles, productos químicos, etc.- ocupan los primeros lugares de las exportaciones.
Actualmente, disponemos de una capacidad -potencia- de 108.296 MW, pero el régimen ordinario, que es el que garantiza la seguridad de los suministros, es el 64 por ciento de la potencia, 69.290 MW, y las renovables del régimen especial apenas pueden operar 2.200 horas/año, salvo la cogeneración -a la que habría que apoyar mucho más- y la biomasa.
A pesar de la teórica liberalización de los mercados energéticos, la mayor parte de los suministros eléctricos están sometidos a las tarifas que cada año establece el Ministerio de Industria y cada año también se gravan los consumos con más y variados gravámenes.
Son innumerables las primas, peajes e impuestos, que han conducido a poner en verdadero riesgo el sector eléctrico y a que sea ya insostenible la fiscalidad de la energía eléctrica para la industria. No debería hablarse de sector liberado porque es el más intervenido de nuestra economía.
¿Podemos seguir aumentando el disparatado déficit de 30.000 millones de euros que tenemos? ¿Podemos asumir los 9.000 millones de euros que van a representar en 2013 las primas de las renovables? En 2012 las primas al régimen especial –renovables y cogeneración- sumaron 7.888 millones de euros. Estas cifras ni siquiera requieren comentarios. Además, todos los generadores de electricidad operan con una inseguridad jurídica y con una burocracia imposible de soportar.
Pero las últimas reformas del Gobierno respecto a las tarifas, 5 reformas en un año, son, una vez más, “parches” que gravan a todos los consumidores y no resuelven los problemas de la generación, transporte, distribución y comercialización eléctrica. Los operadores de energías renovables deberán elegir entre un precio fijo o el precio del mercado (con primas) por sus producciones.
También se ha suprimido la revisión anual de las retribuciones reguladas según el IPC y este se ha modificado para fijarlo a precios constantes. La Ley 15/2012 de medidas fiscales para la sostenibilidad energética establece un gravamen a la generación del 7 por ciento general y, además, a las diferentes tecnologías, otros muchos impuestos cuya única razón de ser es la de recaudar.
Lo más grave de esta Ley es el texto, que para explicar las cargas tributarias aduce unas justificaciones totalmente fuera de la realidad y, en muchos casos, da verdadera vergüenza ajena leerlas.
¿Hay otras soluciones? Sin duda, las hay, pero hay que acometerlas y dejar de una vez los parches.
Pero, sobre todo, hace falta una nueva regulación del sector eléctrico, que elimine la maraña de disposiciones que existen y que defina lo que queremos hacer, lo que podemos hacer y, especialmente, hacia dónde vamos.
Lo único cierto de la realidad del mercado eléctrico presente es que la fiscalidad del consumo eléctrico es insostenible.