El Gobierno pretende revolucionar la factura de la luz que pagan la mayoría de los españoles. El Ministerio de Industria ha diseñado un nuevo modelo para fijar el precio de la luz en función de cómo cotiza la electricidad en el mercado mayorista, poniendo fin así al actual sistema de subasta que sirve para fijar la tarifa. El nuevo sistema entraría en vigor en abril y debería estar plenamente operativo en mayo.
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) entiende que el nuevo modelo tendrá como efecto una rebaja de los precios de la luz, según se recoge en su informe sobre la nueva normativa, publicado ayer. Al eliminar las subastas, el sistema se ahorra los costes vinculados a la prima de riesgo propia de los mercados financieros, y eso conllevaría una reducción del precio de la factura de un 4,3%, según los cálculos de la CNMC.
El organismo que dirige José María Marín Quemada subraya que entre julio de 2009 y octubre de 2013 (fechas en que se celebraron la primera y la última de las subastas eléctricas) el coste de la electricidad ha sido un 11% superior al que habría resultado de aplicar los precios que se registraban en el mercado mayorista. «Esto habría supuesto un precio final de la factura un 4,3% de media superior a lo que hubiera resultado con este nuevo modelo», subraya. Las subastas Cesur habrían así ocasionado un sobrecoste de 1.671 millones desde 2009, superior a los 1.100 millones calculados por el Gobierno
Precios menos estables
El nuevo modelo diseñado por Industria hace que el componente de energía de la tarifa se fije en función del mercado mayorista o pool. Si el usuario tiene contador inteligente, que mida el consumo por horas, en su factura mensual vendrá desglosado cuánto consumió en cada momento y qué precio tenía el kilovatio en ese preciso instante, según su cotización en el pool. Si el usuario no tiene contador inteligente, la eléctrica calculará la media de todos los días del periodo de facturación, que seguirá teniendo carácter bimestral.
El superregulador entiende que con este nuevo sistema los precios de la electricidad serán menos estables. La evolución del pool es la que marcaría cómo varían los precios y el mayorista se ha mostrado como un mercado de alta volatilidad. Según la CNMC, los nuevos precios que pagan los 16 millones de clientes acogidos al demonimado Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC), la antigua TUR, podrían variar entre un bimestre y otro dos euros arriba o abajo. E incluso la horquilla podría alcanzar los 6 euros de subida o de bajada en función de la aportación eólica e hidráulica al sistema.
Más tiempo para las eléctricas
El Gobierno prevé que el nuevo sistema empiece a utilizarse a partir del 1 de abril para fijar los precios eléctricos y ha dado un mes de plazo a las compañías eléctricas para adaptar todos sus sistemas de facturación al nuevo modelo. Esto es, en mayo el nuevo modelo debería estar ya plenamente operativo.
Las propias eléctricas ya han criticado el mínimo plazo del que dispondrán para adaptar sus programas de facturación a un sistema tan complejo como el que propone Industria: habrá tantos tipos de tarifa como clientes, 16 millones, y para los usuarios con contadores digitales las compañías deberán aplicar 1.480 precios diferentes (tantos como horas tienen dos meses). El Plan de Sustitución de Contadores prevé que a final de 2014 estén operativos 7 millones de contadores inteligentes (el 35%), pero no llegaría a todos los clientes hasta 2018.
La CNMC recomienda ampliar ese plazo de un mes del que dispondrán las eléctricas para su entrada en vigor. «La nueva fórmula complica la elaboración de las facturas al comercializador y la comprobación de la misma al consumidor, al incorporar 1.480 valores (horas de dos meses). Por ello, se considera insuficiente el plazo de un mes previsto en el real decreto para la adaptación de las comercializadoras», apunta el regulador. Endesa ha advertido ya esta semana de que no es posible cambiar todos los sistemas de telecomunicaciones y facturación en un plazo inferior a 12 o 18 meses, por lo que el nuevo sistema no podría entrar en vigor hasta bien entrado 2015.
La CNMC entiende que el nuevo modelo permite transmitir a los consumidores señales adecuadas de los precios y esto podría fomentar el consumo eficiente al poder realizar mayores consumo en horas valle y no punta (entre las que existe un diferencial de un céntimo por kilowatio/hora en un día laborable). No obstante, la complejidad del modelo puede dificultar la comprensión de la factura por parte del cliente. En este sentido, el organismo se compromete a ofrecer en su web una aplicación que permita al usuario comprobar si su factura es correcta y también redactará un código de buena conducta para las compañías.
«Desaparición» de la tarifa regulada
En paralelo, el superregulador insta al Gobierno a que diseñe una hoja de ruta de los procesos necesarios para avanzar hacia la desaparición de las tarifas reguladas. Aunque la CNMC evita mencionarlo de manera explícita, reducir los usuarios de tarifa regulada sería el resultado de practicar la total liberalización del mercado eléctrico.
El regulador considera que «para un eficaz desarrollo del mercado minorista sería necesario establecer una hoja de ruta para la desaparición del PVPC», se sostiene en el informe. En cualquier caso, la CNMC subraya que este proceso debería aplazarse hasta que sean una viables los procedimientos de cambio de suministrador y cuando esté garantizada la completa transparencia en la contratación. El Gobierno se ha visto obligado a buscar soluciones para apaciguar las consecuencias del caos en que parecía que se había instalado el sector eléctrico. La subasta de diciembre que servía para fijar la tarifa para el primer trimestre de este año se desbocó y obligaba a una subida del 11% de la luz en enero.
El Gobierno evitó el ‘tarifazo’ e improvisó un nuevo precio que limitaba la subida al 2,3%. La propia CNMC invalidó la subasta porque hubo circunstancias atípicas, aunque evitó hablar de manipulación. Tras intervenir abruptamente el mercado, el Ministerio de Industria estaba abocado a establecer un nuevo sistema.