FUENTE: El Economista
Con el permiso de Grecia, Irán se cuela en la agenda de los mercados después del acuerdo histórico que ha firmado ayer por la mañana las principales potencias mundiales para reenfocar su programa nuclear. El pacto incluye levantar las sanciones comerciales al país, un evento que llevaba tres semanas agitando al precio del petróleo y que ayer se confirma. De esta forma, vuelve al mercado uno de los países con mayor potencial de producción y mayores reservas, lo que endurece la guerra por exportar crudo.
Se acabó la paz. El precio del barril de petróleo llevaba ya tres semanas bajando con fuerza ante la expectativa de que el acuerdo entre Irán y el Grupo 5+1 estaba próximo. De las últimas 14 sesiones, el precio del West Texas, referencia estadounidense, sólo había subido en dos sesiones; en todas las demás corrigió, y con caídas importantes, que superaron el 7% el lunes de la semana pasada.
La noticia del acuerdo volvió a provocar una fuerte caída del precio del crudo, superior al 2%. A media sesión comenzó a recuperarse, lo que deja al West Texas en el entorno de los 52 dólares, su nivel más bajo desde primeros de abril. En total, una caída acumulada del 15%, lo que significa que en estas tres semanas ha corregido ya un 44% de lo que había rebotado en los tres meses y medio anteriores. De este modo, pone camino otra vez hacia los mínimos del año, que son también los mínimos desde el año 2009, en 43 dólares.
La vuelta de Irán al mercado del petróleo con normalidad supondrá elevar la oferta de crudo en casi 1,5 millones de barriles al día. Sirva como ejemplo que es casi toda la producción de Noruega, que extrae 1,9 millones de barriles. «El exceso de producción supondrá un peso sobre el precio del petróleo», alerta Norbert Ruecker, jefe de análisis de materias primas de Julius Baer.
Recuperar el volumen perdido
Irán es uno de los miembros de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) con más capacidad para producir crudo y el cuarto país del mundo por reservas. Antes de que EEUU y sus aliados empezaran a endurecer sus sanciones, en 2012, Irán exportaba 2,5 millones de barriles diarios, el tercer país más activo del club del petróleo. Una capacidad que no ha quedado obsoleta a pesar de los tres años que han durado las sanciones. Actualmente, el país exporta poco más de 1 millón de barriles cada día (según los datos oficiales), pero su objetivo es volver lo antes posible a los niveles previos al embargo.
Con el fin de las sanciones, las autoridades del país han explicado que quieren alcanzar los 2,3 millones de barriles en los próximos meses. Sin embargo, los flecos del acuerdo nuclear podrían retrasar este objetivo, ya que Irán tendrá que demostrar que cumple los hechos que ha firmado para levantar todas las sanciones. Según Goldman Sachs, tardará en torno a un año en elevar su producción en 0,5 millones de barriles.
La incorporación plena de Irán al mercado del petróleo pone en peligro el acuerdo que alcanzó la OPEP en su reunión semestral de junio. Los ministros de Petróleo acordaron mantener sin cambios su cuota de producción de crudo en 30 millones de barriles diarios, pero ¿cómo controlarán que no se sobrepasa esta barrera con los casi 1,5 millones de barriles que incorporará Irán? El mercado es consciente de que no será capaz de hacerlo. De hecho, en esa reunión, la OPEP rehusó contestar cómo actuaría en el caso de que llegase este acuerdo firmado ayer.
De hecho, según los cálculos de Bloomberg, la entidad ya se está saltando sus propias cuotas sin incluir el crudo de Irán. La agencia estima que su producción alcanzó los 32,1 millones de barriles en junio, lo que supone marcar el noveno mes con mayor nivel de extracción de la historia de la OPEP. La incorporación de Irán lo único que hace es elevar el exceso de producción en el mercado y elevar la presión sobre los precios.