Fuente: El Economista
Iberdrola ha concluido con éxito la primera aplicación de la tecnología de blockchain para garantizar el origen y el consumo de electricidad de origen renovable a sus clientes. El primero en comprobar su eficacia ha sido Kutxabank.
Desde hace años, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia pone a disposición de las empresas eléctricas y de los consumidores un sistema europeo de certificación de la electricidad de origen renovable en el que se basa la comercialización actual de la energía limpia. De acuerdo con los datos del organismo, en 2017 -último ejercicio disponible-, sus Garantías de Origen de electricidad renovable representaron el 70,7% de la producción verde y el 30,4% de la generación nacionales, casi 78.500 GWh, con un 10% destinado a la exportación.
Sin embargo, el sistema empleado en la actualidad resulta complejo e incómodo de aplicar y el interés del mercado en los contratos de compraventa de energía a largo plazo (PPA por sus siglas en inglés), está llevando a las empresas a buscar otras opciones más ágiles y versátiles para demostrar a sus clientes que su consumo de energía no contribuye al calentamiento global y ayudarles a cumplir con los compromisos ambientales que establezca su responsabilidad corporativa.
En esta búsqueda destaca la tecnología de blockchain, que permite asignar fácil y rápidamente las instalaciones que suministran la energía al punto de consumo, e, incluso, establecer jerarquías de prioridades entre ellos, de modo que se pueda discriminar el origen de la producción; por ejemplo, el cliente podría escoger consumir energía solar siempre que esté disponible, luego eólica y luego hidráulica.
Otras empresas energéticas, como Acciona, también están adentrándose en el uso de la tecnología de blockchain para certificar el origen de su energía limpia, pero desde Iberdrola puntualizan que su sistema también permite identificar y certificar los puntos de consumo.
Contratos inteligentes
Asimismo, según comenta la multinacional presidida por Ignacio Sánchez Galán a elEconomista, el nuevo sistema elimina intermediarios ya que los contratos inteligentes (denominados smart contracts en inglés) con los que se trabaja «se autoejecutan cuando las dos partes cumplen lo firmado, simplificando así el proceso, eliminando costes y favoreciendo la privacidad».
En resumen, con este mecanismo «se aceleran y automatizan los procesos de certificación de energía renovables, se obtiene un mayor grado de trazabilidad de la certificación y más transparencia y seguridad en la transacción», porque, gracias al blockchain, queda registrada de forma inamovible y todas las partes pueden auditar sus resultados.
Kutxabank ha tenido oportunidad de comprobar la trazabilidad de la energía renovable desde los parques eólicos de Oiz (Vizcaya) y Maranchón (Guadalajara), así como desde la central hidroeléctrica de San Esteban (Orense), hasta que se ha consumido en sus sedes del País Vasco y de Granada, en este caso de su filial Cajasur.
Para hacerlo, Iberdrola se ha apoyado en Energy Web Fundation, una plantaforma de blockchain, escalable y de código abierto, diseñada para las necesidades regultorias, operativas y de mercado del sector energético. También ha preparado un cómodo entorno web para que los clientes puedan consultar los datos relativos al proceso e identificar los puntos de generación y de consumo de la energía.
Otras aplicaciones de blockchain
Iberdrola ha desarrollado otros proyectos con blockchain. Por ejemplo, participa con otras firmas energéticas en la prueba de operaciones de compraventa de energía en mercados mayoristas de electricidad y gas natural. Gracias a ello se cierran operaciones entre dos agentes (peer-to-peer en inglés) sin necesidad de una tercera parte o intermediario. Estos agentes compran y venden energía de manera directa, sin mercado organizado, y sus transacciones se registran en la plataforma de forma anónima y encriptada para que lo verifiquen el resto de actores.
Iberdrola tiene también iniciativas con blockchain en su negocio de distribución, sobre todo para certificar la información sobre incidencias en la red que puedan afectar a los clientes.