FUENTE: El Economista
El escándalo de las emisiones de Volkswagen ha hecho tambalearse los cimientos de uno de los mayores grupos industriales europeos, pero los 16 buques más grandes del mundo lanzan a la atmósfera tantas emisiones como los 800 millones de vehículos ligeros que hay en el mundo.
Para reducirlas, tanto la legislación internacional como la europea está promoviendo el empleo del gas natural licuado como combustible alternativo al heavy fuel oil y medium diésel oil y se ha fijado como objetivo la instalación de puntos de repostaje en los puertos de la red transeuropea antes de 2020.
Ante esta situación, Enagás ha puesto en marcha un plan para transformar las siete regasificadoras que posee en la Península Ibérica en nuevas estaciones de servicio para los buques que naveguen en el Mediterráneo y el Atlántico. Con este cambio, el gestor técnico del sistema español competirá con las grandes petroleras en el negocio del bunkering.
La primera planta en contar con este sistema es la regasificadora de Barcelona, que ya ha habilitado el pantalán 32 H, pero Enagás ya cuenta también con acuerdos con el Puerto de Huelva y en Cartagena para adaptar sus instalaciones e irá ampliandolo al resto poco a poco. Para el año 2025, once puertos españoles deberán disponer de infraestructuras de carga de GNL y hay en marcha un proyecto, en el que participan también Gas Natural junto a entidades como Puertos del Estado, que busca definir un plan nacional para desarrollar las infraestructuras aún necesarias.
En Europa hay 48 barcos que funcionan con GNL, 29 en construcción y las previsiones son que para 2020 haya 1.000 barcos que usen GNL en Europa.
Los astilleros españoles trabajan actualmente en seis buques a gas natural y, según un estudio de Deloitte, la penetración de los barcos de GNL en el tráfico portuario español para 2045 alcanzaría el 46%.
A partir del 2020, el contenido de azufre para combustibles marinos debe ser del 0,5% (en la actualidad es el 3,5%). Este requerimiento ya lo cumple el GNL, que no contiene azufre.
Como resultado, las compañías navieras están adaptando sus buques para cumplir con estas exigencias, y en todos estos lugares el GNL está desplazando a otras alternativas, no sólo por sus ventajas ambientales, sino también por su competitividad económica.
Menos recargas
Con la normalización de los precios del gas en Asia, el uso para recargas de buques se ha reducido notablemente, lo que deja esta capacidad ociosa pese a que el consumo en España se ha recuperado y crece en lo que va de año el 5%.
El 90% del comercio mundial se mueve a través del mar, lo que consume entre el 10 y el 20% del total del petróleo.
España no es el único país que está llevando a cabo este tipo de instalaciones. Dinamarca ya mantiene un proyecto piloto con capacidad de 200 ton/500 m3, con la perspectiva de desarrollar una más grande de 3000-5000 m3. Las nuevas instalaciones ofrecerán GNL para buques, tanto dentro como fuera de la UE, así como a operadores regionales, incluido el transporte por carretera.
Se espera que los resultados del proyecto sirvan como práctica y experiencia para otros puertos del norte de Europa y que alienten a los consumidores a cambiarse a un combustible alternativo con menor impacto ambiental.
Enagás además compró recientemente Sweedegas, que mantiene un proyecto de construcción de una planta de regasificación cuyo principal objetivo será desarrollar este tipo de abastecimientos.