Los acuerdos de la cumbre de París, tendentes a descarbonizar la economía, y la creciente prevalencia de fuentes de energía alternativas auguran, a largo plazo, un mundo donde el petróleo será casi residual. Sin embargo, a corto plazo, las previsiones apuntan a que reinará la estabilidad, aunque con ligeras variaciones. En los próximos meses se producirá un aumento de la producción, de la demanda y de los precios, de acuerdo con los pronósticos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
En lo que se refiere a la producción, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decretó a finales de 2016 una reducción de la misma a fin de conseguir un alza de los precios, que se ha desplomado desde 2013. De los 14 países socios, que controlan el 42% de la producción mundial, no todos han acatado este recorte, pero la organización logró el pasado enero el cumplimiento del 90% de su mandato. Y en los países exportadores no pertenecientes a la OPEP, Brasil, Canadá y los exsoviéticos, la producción va a crecer en 2017 cerca de 220.000 barriles diarios, calcula la AIE.
Sobre cómo van a influir estos dos factores en el precio, las opiniones divergen en el momento de su subida. Un informe de coyuntura, en el que Repsol ha recogido previsiones de analistas y fuentes oficiales, anuncia un repunte medio del crudo Brent para 2017 y 2018 en torno a los 10 dólares/barril, hasta alcanzar los 57 y los 65 dólares/barril, respectivamente. Los mercados bursátiles han constatado que desde que se aprobó producir menos petróleo el precio ha subido casi un 30%, lo que significa que los recortes han logrado lo que se proponían.
Fuente: Cinco Dias