Fuente: El Periodico de la Energía
La semana pasada, la Comisión Europea publicó el cuarto informe sobre el estado de la Unión de la Energía, un informe que sacó a relucir quién quiere mandar en esto de la energía. Y ahí a Bruselas se le ha visto el plumero. Quiere empoderarse más y arrebatar a los 28 Estados de la UE la soberanía energética.
Bruselas ve que su Unión de la Energía avanza, pero no todo lo que ellos querrían. Hay impedimentos. Algunos países se oponen a ciertas medidas fiscales y taponan o entorpecen el avance de la descarbonización en territorio europeo. Y Arias Cañete y Maros Sefcovic ya se han cansado de tanta tontería.
A día de hoy la soberanía energética es intocable. Según el Tratado de Lisboa la energía y su fiscalidad son cosa de cada Estado Miembro. Pero Bruselas quiere acabar con esas barreras que se están produciendo en la Unión de la Energía.
Y por ello proponen que el voto unánime en materia de fiscalidad ambiental se termine de una vez. Es decir, que ningún país pueda vetar cualquier medida en materia fiscal. Y es que Bruselas necesita un empujón muy fuerte para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones, y necesita avanzar como sea.
Sus dos grandes problemas tienen nombres y apellidos. Son Polonia y Alemania. Ambos países, grandes productores de energía con carbón, no están por la labor de penalizar tanto la energía procedente de combustibles fósiles.
“En los últimos años se ha vuelto muy urgente alinear los objetivos de la unión energética con el marco tributario”, dijo Miguel Arias-Cañete durante la rueda de prensa de la presentación del informe, según señala Forbes. “Por ejemplo, el principio de quien contamina paga no existe en el mundo de los impuestos a la energía. Damos 5.000 millones de euros en subsidios al año a los combustibles fósiles. Y no hay ningún sistema de tributación que incentive las energías renovables”, señaló el comisario.
Ha sido continuos los intentos de Bruselas por tratar de unificar la fiscalidad energética en la UE, pero siempre se ha encontrado con el rechazo de algún país como Polonia.
Pero en Bruselas ya se han cansado.”No podemos tener el marco más ambicioso para desarrollar una unión energética y, al mismo tiempo, tener un sistema de impuestos a la energía del paleolítico. ¡Es increíble!”, dijo un alterado Arias Cañete.
La propuesta de Bruselas pasa que en vez de que haya unanimidad de todos los Estados Miembro, ahora se vote de manera parlamentaria, es decir, con mayoría es suficiente. De tal manera que lo tratado en el Consejo de la UE se traslade a los parlamentos nacionales y al Europarlamento para que se vote y ratifique con mayorías simples y no haya más vetos por cualquier país.
Bruselas cree que tiene el poder suficiente para que esto se lleve a cabo, solo hay que utilizar unas cláusulas pasarela del Tratado de Fundación de la UE para que se pueda llevar a cabo. Pero esas cláusulas tienen que pasar por el Consejo, que a su vez tiene que aprobar este cambio por unanimidad, por tanto Polonia o Alemania podrán seguir vetando estas cláusulas.
En cualquier caso, ya no será este Ejecutivo comunitario quien lleve este sorprendente cambio a cabo. Lo tendrá que hacer la nueva Comisión que salga el próximo mes de noviembre.
Asimismo, el cambio también quiere llevarse a cabo a través del Tratado de Euratom.
En definitiva, Bruselas quiere controlar aún más a los Estados Miembro. Si sus directivas ya marcan el camino en política energética sin que decidan cómo quieren hacerlo cada Estado Miembro, ahora aboga por cortar de raíz con la unanimidad en materia de fiscalidad energética y quiere acabar con los continuos vetos de los polacos, que defienden sus intereses en la producción de energía con carbón. Polonia no está preparada, y encima cuenta con el apoyo de Alemania.
A ver cómo queda la cosa. Ya no se trata de un tema fiscal sino de imponer el nuevo modelo energético a cada país. Y parece que en Bruselas no se dan cuenta de que no es lo mismo Polonia que Suecia al igual que tampoco es igual España que Dinamarca.