FUENTE: Víctor Martínez entevista al secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, para El Mundo
El secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, culmina una legislatura marcada por una intensa reforma del sector eléctrico, que ha servido para evitar la quiebra del sistema pero que, de momento, no se ha traducido en una bajada de la luz.
P. ¿Qué balance hace de la legislatura en temas energéticos?
R. Al comienzo de la legislatura teníamos un sistema eléctrico quebrado, altamente endeudado y en el que los ingresos no cubrían los costes. Había una inseguridad muy elevada. El déficit eléctrico también se extendía a sectores como el gas o el butano. En las dos anteriores legislaturas se habían tomado decisiones en política energética basadas en la rentabilidad política, sin tener claro sus consecuencias sobre la competitividad de la economía y los precios de la energía. Fueron años de subidas del 7% u 8% del recibo. En esta legislatura hemos estabilizado la situación. Habría que haber elevado el recibo en un 40% para hacer frente al déficit que arrastraba el sistema. En vez de eso, hemos revisado y cambiado la retribución de todas las partidas del sistema eléctrico. Fue una auditoría en toda regla.
P. ¿Cree que esos cambios le han llegado al ciudadano?
R. La factura de la luz en España es cara, e incluye cosas que no deberían estar ahí: política medioambiental, agrícola, industrial, territorial… Una familia media paga 50 euros al mes, cuando hace ocho años pagaba 30. Hemos conseguido que pague 49 euros, por lo que apenas nota la diferencia y le sigue pareciendo cara. Nosotros hemos evitado que en vez de 50 euros tuviera que pagar 70. Ahora necesitamos muchos años de política sensata para ir bajando hasta los 30 euros a ritmos muy lentos, de uno o dos puntos cada año, y en función de la meteorología.
P. ¿Cómo se puede bajar el coste actual de la electricidad?
R. Los precios del mercado no son incoherentes con los de países del entorno. Podemos mejorar los mercados secundarios, que ajustan la previsión programada de consumo de energía al consumo real de un día determinado, y mueven entre 2.000 y 3.000 millones de euros al año. Vamos a incorporar las renovables a estos mercados. En la parte regulada, si somos sensatos al introducir nuevos costes ligados a las renovables para cumplir los objetivos comunitarios, y vamos pagando paulatinamente la deuda, iremos reduciendo el coste. Si además hay margen para que alguna partida la asuman los Presupuestos del Estado, podíamos acelerar este proceso.
P. ¿Cree que hay ese margen?
R. Esto se ha hecho ya con el 50% del pago de las extrapeninsulares, que es el coste que se paga en el recibo para que el coste de la luz sea el mismo en los territorios extrapeninsulares y la Península. En la próxima legislatura se deberá plantear si una parte de la deuda, consecuencia de errores regulatorios, debería ser asumida por los Presupuestos. Los españoles pagan todos los años en su recibo 3.000 millones de euros por la deuda. Si se sacaran, podrían reducirse un 7% la factura eléctrica.
P. ¿Hay suficiente competencia en el sector eléctrico?
R. La bajada del 2,5% que se aprobó en julio se quedará en un 1,5% para todo el año, y estamos conectando cifras y analizando qué parte de esa bajada podemos ampliar para todo el 2016. Nuestro objetivo es reducir los costes del sistema en 500 millones de euros, unos 10 euros por español.
P. ¿Qué impacto tendría para el sector energético la independencia de Cataluña?
R. En términos energéticos, la independencia no se puede producir porque los sistemas están totalmente integrados. Sería como separar de golpe a dos siameses. Esto tendría consecuencias graves en la gestión de residuos de las centrales nucleares catalanas, la falta de integración de las renovables y afectaría a la seguridad de suministro tanto de luz como de carburantes.
P. ¿Es partidario de ampliar a 60 años la vida de las nucleares?
R. El recibo final subiría un 15% para los consumidores si se cerrara todo el parque nuclear. Tenemos unos activos nucleares seguros y que abaratan el precio de la electricidad. Nuestra postura es mantener esos activos mientras puedan seguir funcionando. Eliminar las centrales nucleares también haría desaparecer la industria electrointensiva, siderurgia, aluminio… por su imposibilidad para competir.
P. ¿Le preocupan los arbitrajes internacionales contra España por el recorte renovable?
R. Creemos que no hay base para esos arbitrajes. La Carta de la Energía está pensada para casos de discriminación de inversores internacionales frente a los nacionales, y a ambos se les ha tratado igual. No obstante, el impacto de perder alguna reclamación sería mínimo. Hablamos de centenares de millones en absoluto, frente a miles de millones ahorrados cada año.
P. ¿Ha caído el ánimo para buscar petróleo tras el fracaso de Canarias?
R. Hay menos actividad, porque con el petróleo a 50 dólares los beneficios potenciales de encontrar crudo han bajado. Hubiera sido importante para España encontrar hidrocarburos.
P. ¿Qué queda por hacer en política energética?
R. Yo identifico cuatro áreas de actuación para la próxima legislatura: eficiencia energética, apuesta inteligente por las renovables para cumplir los objetivos europeos, romper el aislamiento con Europa con más interconexiones y ayudar al consumidor a acceder a más información sobre su consumo.
P. ¿Qué papel juega en ese futuro el autoconsumo?
R. Va a depender de cómo se reduzcan los costes de producción de energía fotovoltaica. Hay que ir introduciéndolo poquito a poquito, y mirando los costes.